El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Miguel Ángel del Amor, ha exigido al Gobierno de España que no busque «triquiñuelas» para «tumbar» el trasvase Tajo-Segura, y ha asegurado que el Ejecutivo murciano no va a permitir que «enmascare» esa operación a través de una ley de cambio climático.
En concreto, ha recordado que esta ley «pretende modificar los caudales ecológicos» para elevar el umbral mínimo que permite trasvasar de 400 hm3 a 600 u 800 hm3. En función de las reglas de explotación, esta maniobra «evitaría la mayoría de los trasvases de los que estamos disfrutando actualmente». En su opinión, los 400 hm3 de límite actual «garantizan los usos de la cuenca cedente» y, a partir de ahí, «se trasvasa el volumen sobrante».
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, Del Amor ha explicado la situación en la que se encuentra la Región de Murcia de cara al nuevo año hidrológico 2018/2019, en el que los embalses de la cuenca del Segura están al 22 por ciento, mientras que el trasvase Tajo-Segura está en nivel 3 que significa ‘prealerta’, lo que ha dado lugar a una prórroga del Decreto de Sequía «como no podía ser de otra manera y que necesitábamos sí o sí».
El consejero ha puntualizado que esta prórroga del Decreto agiliza las cesiones de derechos y la asignación de recursos como agua desalada, además de poner a disposición el agua «tan ansiada» de los pozos de sequía. Ha subrayado que «venimos de un año complicado y que sigue siendo complicado», pero ha valorado que «avanzamos con algo más de reservas respecto a años anteriores».
El déficit reconocido de la cuenca se eleva a 400 hm3, que «se ve agravado por este quinto año de sequía». Para Del Amor, esta situación hace que sea «más que necesario» que el Gobierno central ponga las medidas necesarias para «poder garantizar el abastecimiento a todos nuestros ciudadanos».
A su juicio, lo primero que tiene que hacer el Gobierno central es «reconocer el déficit» que arrastra la cuenca del Segura y que «tanto nos pesa para nuestros agricultores y ganaderos», en lugar de «hablar de autosuficiencia».
En este sentido, ha advertido que el año hidrológico «no se concibe sin el trasvase Tajo-Segura», que ha calificado como «una arteria principal para la Región de Murcia». Ha remarcado que el acueducto tiene unas reglas de explotación en las que «no se puede cambiar ni una sola coma» porque «es fundamental para poder subsistir en la Región».
«No vamos a posibilitar que el Gobierno central pretenda elevar los umbrales de los embalses de cabecera de la cuenca del Tajo para evitar que se pueda trasvasar agua»», tal y como ha advertido Del Amor.
INFRAESTRUCTURAS «PENDIENTES
Por otro lado, Del Amor ha exigido al Gobierno central «que culmine las obras del Gobierno anterior y que no abandonen a la Región de Murcia como lo está haciendo».
Por ejemplo, ha recordado que el presidente del Gobierno regional, Fernando López Miras, «impulsó un Pacto Regional del Agua que era fundamental para nosotros, en el que se contenían las principales infraestructuras para la Región, como la conexión entre la desaladora de Torrevieja a la zona de Sucina».
Ha recordado que esta infraestructura está «diseñada y preparada» a falta de que el Gobierno de la nación «la licite», y no entiende por qué el Ejecutivo de Pedro Sánchez «no lo hace».
De la misma forma, ha reivindicado las balsas de regulación que «tanto ha reclamado» el Gobierno regional para adaptar la producción de agua desalada a la demanda de consumo, que se proyectaron con una capacidad de 3 hm3 y que «darían más seguridad a esa agua desalada».
Por otro lado, Del Amor ha subrayado que la desaladora de Torrevieja tiene la potencia necesaria para producir 80 hm3 desde este verano y no entiende «por qué no está en marcha» todavía, sobre todo, «en la situación de sequía en la que estamos». A este respecto, ha señalado que el trasvase es «necesario para mezclar esos caudales, que son complementarios».
De la misma forma, ha reivindicado el recrecimiento de la presa de Camarillas, que «aporta más capacidad a los regantes»; así como la construcción de las presas de Lébor y Las Moreras, «que evitarían inundaciones y almacenarían caudales».