/Hugo Piña/
Minuto 49 del pretérito Mallorca – Albacete. Balón por alto en el área balear y agresión de Raíllo a Zozulia que el asistente 1 advierte pero que el colegiado Sagués Oscoz, de primeras, no. El principal vasco tuvo que ser advertido por su asistente de la clamorosa acción en la que el delantero del Alba fue golpeado vilmente por el defensor local, anotando tras ello en el acta del partido lo siguiente Gorka Sagués sobre la expulsión: “Golpear con el brazo en la cabeza de un adversario, con fuerza excesiva y sin estar el balón en juego”.
Acción clamorosa que no vierte duda alguna de que fue una agresión al ariete del Albacete. Clamorosa, al menos para todos menos para el Comité, que tras las alegaciones del RCD Mallorca, ha escuchado las mismas y ha rebajado la accion de ‘agresión’ a ‘una acción íntimamente relacionada con el desenlace del juego’. Es decir, que el mallorquinista Raíllo podía haber sido suspendido de 4 a 12 partidos por la acción pero finalmente y tras las alegaciones del club sólo ha sido suspendido con un partido. El de la cartulina roja.
Puesto que considera que es una acción “íntimamente relacionada con el desenlace del juego” ha aplicado el apartado primero del artículo 123:
“Violencia en el juego – 1/ Producirse de manera violenta con ocasión del juego o como consecuencia directa de algún lance del mismo, siempre que la acción origine riesgo, pero no se produzcan consecuencias dañosas o lesivas, se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes”.
Es decir, la diferencia estriba básicamente en si el balón estaba, o no en juego, acción por la que el jugador del Mallorca ha conseguido salvarse de una grave sanción tras una contradicción propia del Comité y del acta del colegiado Gorka Sagués Oscoz. Demasiado barato sale agredir a Zozulia para que, encima desde la capital balear, inciten la polémica mañana en la que la afición local no estuvo precisamente afortunada. Ni con los suyos ni con el suyo, un Tomeu Nadal que fue reprendido en su propia casa.
