/Marta López/Foto: Jesús Soriano (cedida)/
El peregrinaje de Enrique Balsera lo ha conducido hasta la provincia de Albacete. Este cordobés, natural de Pueblonuevo de Peñarroya, es peregrino desde hace mucho tiempo como única causa vital.
Tras sufrir un accidente en el que quedó parapléjico, Balsera hizo la promesa de que si recuperaba la movilidad, recorrería lugares santos dando gracias a Dios. Este cordobés cambió por completo su estilo de vida y el último lugar en el que ha decidido hacer un alto en su camino ha sido Peñascosa.
Este particular peregrino ha compartido dos días con los vecinos de esta localidad albaceteña, donde han quedado sorprendidos por este especial visitante. El alcalde de Peñascosa, Pedro Rodríguez ha compartido con ‘Enrique el peregrino’, sobrenombre con el que se conoce a este simpático caminante, un momento de conversación.
“Es una persona amable y tiene cultura”, señala el edil sobre la figura de Balsera, quien ha revolucionado Peñascosa por su sencillez. Y es que, este peregrino no pide limosna, de hecho se niega a recibir dinero, y vive vinculando sus pasos a la generosidad de las gentes que se encuentra durante su peregrinaje.
Muestra de ello es que, tal y como manifiesta un asombrado Pedro Rodríguez “ha dormido al raso y no ha pedido nada ni nos ha solicitado nada”. Únicamente, recuerda el alcalde “me dijo que si se podía duchar y hemos puesto a su disposición las duchas de la piscina municipal para que las utilizase las veces que quisiera”.
La hospitalidad de Peñascosa con este peregrino se extiende también hasta los bomberos del GEACAM. “Ellos hacen todos los días de comer, lo invitaron y estuvo comiendo con ellos”, indica Rodríguez.
Pero, es difícil pensar que en el mundo en el que vivimos alguien haya elegido seguir este modelo de vida tan sencillo y austero, por lo que también se suceden malentendidos con este peregrino. “Hubo un pequeño incidente, le acusaron de haber robado una cartera y luego no era cierto, porque el vecino la encontró en una tienda en la que la había perdido”, explica Pedro Rodríguez.
Sin embargo, se ha quedado en un hecho aislado, que se ha convertido en una anécdota más de este verano. El propio vecino de Peñascosa se acercó a Enrique Balsera para pedirle disculpas por el error que había cometido.
Una presencia silenciosa, que viaja únicamente con un bordón, una mochila y un gorro, que encamina sus pasos sin seguir una ruta fija. Un peregrino que mantiene contacto con su familia, pese a los kilómetros que los separan y que habla con su mujer e hijas cuando alguien le presta un teléfono para marcar y le devuelvan la llamada.
‘Enrique el peregrino’ se ha vuelto a poner en marcha y se ha despedido de Peñascosa, pero su camino lo conducirá por la pedanía del Pesebre o Masegoso, e incluso anuncia que puede que lo veamos hacer un alto en Albacete capital.