/Sandra Manzanares/ Fotos: María Esperanza Panduro/
Albacete mantiene vivo el recuerdo de Miguel Ángel Blanco, el joven concejal del Partido Popular de Ermua asesinado por un comando de ETA hace 21 años. Este miércoles a las puertas del Ayuntamiento de nuestra ciudad se guardaba un minuto de silencio en memoria de Miguel Ángel y de todas las víctimas de la barbarie de ETA.
Hace 21 años la banda terrorista secuestraba al joven Miguel Ángel Blanco, utilizándole como moneda de cambio en la exigencia al Gobierno de España de reagrupar a los presos de la banda terrorista en cárceles del País Vasco. De lo contrario, Miguel Ángel sufriría las consecuencias de dicha reivindicación. Horas de angustia que la sociedad española vivió echándose a la calle pidiendo la liberación de Miguel Ángel, y a la vez, pendientes de la noticia que anunciara su liberación. Libertad que le fue robada.
Dos días de manifestaciones, de rabia y de manos blancas que explotaron de dolor el 13 de julio de 1997, día de la ejecución de Miguel Ángel Blanco. Dos décadas después, los albaceteños continúan recordando a esta víctima de ETA, que representa a los centenares de víctimas de la banda terrorista y que indudablemente marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo.
Lucha contra el terrorismo de la sociedad que “ha tenido un éxito fruto de la colaboración de las Fuerzas y Seguridad del Estado, de un trabajo sin descanso de la Justicia y en el amparo del Estado de Derecho y la Democracia”, decía el alcalde de Albacete, Manuel Serrano, señalando que ETA, “después de segar injustamente la vida de centenares de personas está disuelta por el Estado de Derecho, por las herramientas de la Democracia y por el cimiento de la unidad de la sociedad”; manifestaba, apuntando que “hoy los terroristas están en la cárcel de donde no tienen que salir nunca”, incidía.
Una pancarta con la mirada inocente de Miguel Ángel sobre una mano blanca forma la pancarta que corona el balcón del Ayuntamiento de Albacete que, una vez más, ha mostrado su apoyo a las víctimas del terrorismo, rechazando cualquier signo de violencia.
