“Él me temo que vio tema sexual, erótico, pero no era de esa intencionalidad”

“No tengo ninguna relación, salvo saludos cuando nos hemos visto en la calle. Él me saludaba y yo le saludaba”, así ha comenzado el relato esta mañana de lunes el acusado de un presunto delito de abuso sexual de un menor de edad, 16 años en el momento de los hechos, hijo de un vecino. Por dicho delito la Fiscalía pide para el procesado una pena de dos años de cárcel, libertad vigilada, prohibición de aproximarse al menor y comunicarse con la víctima. 

Y es que señala el escrito de acusación del Ministerio Fiscal que el acusado “se dedicó a esperar al menor, hijo de un vecino, a que llegara a su domicilio en Albacete”, ante lo que el acusado a preguntas de la defensa ha relatado que “coincidimos en el horario de salida, yo del trabajo y él de sus estudios. He tenido siempre encuentros casuales”.

La Fiscalía plantea además en su acusación que, “cuando el menor se aproximaba a su portal, el acusado se dirigía hacia él, lo cogía, lo levantaba del suelo, en vilo, le tocaba los glúteos y le besaba continuamente en la cara y mientras lo aupaba y lo abrazaba le decía: “¡Qué bonico eres, te voy a comer!”, por su parte el acusado se ha defendido asegurando que “la palabra bonico no está en mi vocabulario”, la cita que se ha desarrollado en el Juzgado de lo Penal 2 de Albacete donde ha detallado el acusado además ante la juez que “le besé una vez, pero nunca le he tocado los glúteos”. 

La Fiscalía apunta además que el 3 de febrero de 2017 cuando el acusado vio al menor pasar por la calle “lo llamó insistentemente y, para que lo dejara en paz, el menor entró en la casa del procesado, que colindaba con la de su familia. Una vez allí, tras decirle: ¡Voy a ver cuánta flexibilidad tienes! lo aupó y le dijo: ¡Ahora me abrazas con tus piernas y veremos tu flexibilidad!”. Dice el escrito de acusación de la Fiscalía “que el acusado quería que el menor se sentara a horcajadas, sobre su cintura, para lograr un contacto corporal de los respectivos órganos genitales”. Unos hechos que el acusado ha matizado le “invité a entrar para tratar de empatizar con el chiquillo, porque habíamos visto en la casa que había violencia del mayor al pequeño, tiene un hermano mayor y la madre nos comentó que se había portado mal alguna vez con él”, una prueba de flexibilidad que ha dicho el acusado “no llega a realizarse en su totalidad, ya que el menor se baja, se retira de mi y me dice adiós. Cogió la mochila y se fue sin correr. El menor no me había pedido prueba de flexibilidad. Consideré que era un juego”, insistiendo en que “él me temo que vio tema sexual, erótico, pero no era de esa intencionalidad”. 

Y es que asegura el acusado que sintió “empatía” con el menor por un suceso que tuvo tras una caída en bicicleta y por sus estudios, “buscaba sensibilizarlo y darle un trato paternal”. Es más ha relatado el acusado que después de los presuntos hechos en su casa la madre del menor “vino a hablar con mi mujer, y escucho que estaba tan nerviosa que le había recomendado a su hijo que no le dijera al padre, que lo hablaba conmigo”, ha insistido el acusado en que la madre le dijo que el menor “se sentía incómodo conmigo y le dije de solucionarlo, que no tenía inconveniente de acatar lo que me dijera. Nos dijo que iba a pasar algo grave, que fue la denuncia. Ella no estaba de acuerdo con la actuación del padre. La madre no le dio importancia”. 

La declaración del menor se ha celebrado a puerta cerrada, a petición de la Fiscalía al comienzo del juicio oral para “proteger la intimidad de la víctima”. Una sesión en la que además la juez no ha permitido la entrada de reporteros gráficos a la sala en la declaración del acusado ni de los testigos. 

Ha continuado la cita con las declaraciones del padre del menor, quien interpuso la denuncia contra el acusado por estos presuntos hechos, asegurando que él se enteró porque “un día comiendo con mis hijos, el mayor me dijo que si sabía qué estaba pasando con el menor. Dijo que llevaba un mes que no podía pasar por la puerta de casa del acusado. Nos contó el chiquillo que lo había pasado a casa y le dijo que quería comprobar la flexibilidad. Tenía que dar la vuelta de casa porque le esperaba a todas horas, hasta iba con capucha por la calle. Como padre tuve que ir a denunciar lo que pasaba”. Ha puntualizado el padre del menor que en el momento de los hechos no vivía en el mismo domicilio y que la madre fue a hablar con el acusado “pero yo tenía que denunciarlo”, ha dicho el padre del menor que “ha pasado más de un año y es curioso que a raíz de la denuncia se para todo”. 

Por su parte, el hermano del menor ha detallado que “poco a poco me fue diciendo que lo paraba más, que le preguntaba más, yo no me preocupé, pensaba que era una relación normal, hasta que un amigo mío me dijo que si querían darle a mi hermano porque se lo había encontrado con la capucha por la calle. Cuando pasó a su casa decidí contárselo a mi padre”. A preguntas de la defensa el hermano del menor ha detallado que “primero lo achacaba a gestos de cariño, después de la prueba de flexibilidad le tocó el culo, y eso fue la gota que colmó el vaso”, insistiendo en que “mi madre no fue a denunciar, fue a casa del acusado”. 

Otra de las testigos que ha comparecido en la sesión del juicio oral este lunes ha sido la mujer del acusado quien ha manifestado que la madre del menor acudió a su casa para decirle que su hijo “le había dicho a su hermano el trato recibido por mi marido. Nos dijo que temía lo que el padre fuera capaz de hacer, y al día siguiente mi marido recibió la notificación”, insistiendo en que cuando “dijo de lo que era capaz de hacer su marido le dijo mi marido que qué podía hacer y le dijo la madre que dejara de hablar con él, y así ha sido”. Aunque ha matizado la mujer del acusado que en el momento de los presuntos hechos ella “no estaba en casa, estaba trabajando”. 

El juicio ha quedado visto para sentencia tras elevar las conclusiones a definitivas por parte de la Fiscalía y la Defensa. La Fiscalía ha mantenido la calificación de los hechos como constitutivos de un delito continuado contra la libertad e indemnidad sexual, un delito de abuso sexual y la Defensa por su parte ha pedido la absolución de su cliente insistiendo en que “la comisión del delito de abuso sexual no se ha producido” y que incluso en este conflicto, “la madre es receptora de la información de sus hijos y dice de arreglarlo, pero no denuncia. Hace de educador por su altruismo, ese ha sido el fin que le ha movido”.

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