Una de cada diez llamadas al Teléfono de la Esperanza de Albacete están relacionadas con pensamientos suicidas

/Sandra Manzanares/ Fotos: María Guerrero/

“Parece que hay que estar loco para llamar al Teléfono de la Esperanza”. Nada más lejos de la realidad, al Teléfono de la Esperanza recurren personas que, en un momento puntual de su vida, necesitan que alguien les acompañe y les escuche, que les ayude a encontrar una salida que parece estar escondida. Alrededor de 2.000 llamadas se reciben al año en la provincia, de las cuales, un 10% responden a pensamientos suicidas, y de ellas, el 63%, al menos en 2017, fueron realizadas por mujeres.

Conflictos en relaciones familiares, de amistad, laborales o de pareja hasta pensamientos suicidas o incluso suicidios en curso son atendidos por los profesionales del Teléfono de la Esperanza en Albacete, que, en un inicio, “intentan calmar a la persona si tiene alguna crisis o está alterada”,  para continuar una conversación de la mano de “la escucha y la empatía, que es una herramienta muy positiva”, explica el presidente del Teléfono en nuestra provincia, Joaquín Fresneda, añadiendo que a aquellos que atraviesan por una situación complicada, a veces, sentir que alguien les “entiende de verdad”, les ayuda a afrontar el problema desde otra perspectiva.

Problemas cotidianos que no dependen directamente de la bonanza económica, la crisis o de la estación del año, sino que se convierten en crónicos al no saber cómo afrontarlos. Y es que, el sufrimiento prolongado y la falta de motivación afectan negativamente a la recuperación de las personas, por lo que a través de este servicio, los usuarios pueden aprender a gestionar esas situaciones y mejorar su salud emocional.

Un suicidio en curso es probablemente la circunstancia más compleja que un orientador puede afrontar, incluso los más veteranos “necesitan templar los nervios y dedicarse a escuchar”, señala Fresneda, quien ha gestionado este tipo de episodios que hacen tanto a trabajadores como a voluntarios levantarse de la silla, y que al año, en Albacete pueden producirse hasta en cuatro o cinco ocasiones.

“Hay llamadas que te ponen a prueba”, señala el presidente del Teléfono de la Esperanza, destacando que el suicidio continúa siendo un tema tabú, pues en España “se suicidan el doble de personas que mueren en accidentes de tráfico y violencia de género juntas, es decir, más de 4.000 fallecimientos, y lo más duro de esto es que un alto porcentaje es de adolescentes”. Una realidad que no trasciende por el falso mito de que “por hablar del suicidio la gente se vaya a suicidar más”, y lo que hay que hacer, continúa es “perder el miedo a dar la noticia, centrando la atención en cómo se hace y no infundir morbo”, asevera.

“Hay que ser valiente”

Lamentando el “poco poder de convocatoria” que tiene el Teléfono de la Esperanza, su presidente en Albacete, indica que “parece que llamar es estar loco y para hacer un curso parece que hay que tener un problema muy grande y no es así”, detalla, señalando que para acceder a este recurso, por encima de todas las cosas, “hay que ser valiente, mirarse uno mismo y querer conocerse, que es a lo que ayudamos”, incide.

Y es que, en ocasiones la sociedad parece no ser consciente de la importancia de gozar de una buena salud emocional y de cómo conseguirlo, por lo que existen recursos como el Teléfono de la Esperanza o la ayuda psicológica convencional. De hecho, en 2017 casi 200 personas hicieron cursos en la sede de la capital albaceteña con el objetivo de aprender a escuchar, se formaron en psicología positiva o participaron en talleres de duelo o separación afectiva.

En la historia del Teléfono de la Esperanza en Albacete, que nacía el 10 de noviembre de 1990, han sido cientos los voluntarios y trabajadores que han atendido miles de llamadas, que durante la primera década oscilaban entre las 6.000 y las 7.000 anuales, lo que responde a que por aquel entonces eran pocas las asociaciones o entidades que prestaban apoyo en estas cuestiones como Cruz Roja o la Asociación Española Contra el Cáncer, abanico que “afortunadamente se ha abierto” en beneficio de los albaceteños y sus necesidades.

El Teléfono de la Esperanza funciona las 24 horas del día, durante los 365 días del año, estando atendido por voluntarios especializados en la escucha, que en el caso de Albacete, fueron 56 en 2017. Personas que se sienten “satisfechas” de contribuir a que las personas que recurren a ellos “aprendan” a vivir de otra manera.

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