/Sandra Manzanares/ Fotos: María Esperanza Panduro/
Un año y medio de trabajo por parte de 55 alumnos de primero de Bachillerato del IES Amparo Sanz ha hecho posible el nacimiento de ‘Repoblando el futuro en las tierras de Albacete’, un proyecto “ilusionante” a través del que los jóvenes han podido conocer la realidad de la despoblación del mundo rural para poder así ofrecer soluciones desde el prisma urbano.
Con la frescura y las ganas de la juventud, estos alumnos, apoyados por diez docentes de diferentes especialidades, han realizado un proyecto de innovación educativa partiendo del problema de despoblación del medio rural que sufre la provincia de Albacete. Una vez identificado el problema, los estudiantes, desde un ámbito educativo, académico y científico, han aportado soluciones para paliar esta situación.
Soluciones que, como decía la representante de los alumnos que han participado en el proyecto, Lucía Roldán, pasan por establecer relaciones entre la vida de las personas y la historia de las diferentes culturas, fomentando el turismo rural específico, la utilización de nuevas energías, la agricultura ecológica, la recuperación de los oficios artesanales o la utilización de redes sociales como generación de riqueza en la zona.
En definitiva, y como apuntaba otro de los creadores de ‘Repoblando el futuro en las tierras de Albacete’, Pablo Sánchez, se trata de combinar el mundo rural y el urbano ofreciendo alternativas atractivas que permitan atraer a familias que trabajan en Albacete a poblaciones cercanas a la capital para que desarrollen su vida en estos municipios, que necesitan guarderías, escuelas y médicos con los que facilitar los servicios básicos.
Durante el proceso de investigación y documentación, los alumnos no solo han conocido la situación de los pueblos de Albacete y han podido informar sobre ello a través de este libro, sino que han descubierto una realidad y unos paisajes que les han sorprendido gratamente. Así lo explicaba la estudiante Sara Mateo, quien valoraba el día a día de los vecinos de estos municipios y las labores que desarrollan, señalando a su vez, que ésta ha sido una experiencia enriquecedora en la que han trabajado con diferentes alcaldes, el Instituto de Estadística o la Facultad de Humanidades.
“Es bonito ver los pueblos de Albacete”, decía Roldán, añadiendo que nuestra tierra tiene una “enorme riqueza natural” que, lamentablemente no se valora como debiera. Así, la representante de los alumnos y coordinadora de uno de los grupos de trabajo, señalaba que es “vergonzoso que no nos sintamos orgullosos y no cuidemos de nuestro legado”. Un legado que está tan solo a pocos kilómetros de la capital albaceteña.
Un proyecto diferente
En concreto, los estudiantes han analizado la situación de las comarcas de La Manchuela, Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel-Mancomunidad de Municipios que comprende a Lezuza, El Ballestero, Peñas de San Pedro y sus aldeas; y también, la Sierra del Segura bajo la dirección de la profesora de Geografía e Historia y profesora asociada en la Facultad de Humanidades, Carmen Hernández, quien animó a los alumnos a partir de la obra del escritor Julio Llamazares, ‘La lluvia amarilla’, que narra las sensaciones del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. La soledad y la desesperanza reinaba en los días del protagonista de esta historia conformando así el “triste icono del drama de la despoblación rural en España”, decía Hernández.
Un viaje al mundo rural desde la perspectiva urbana que permitió a los alumnos dejar atrás cierta “prepotencia” que en ocasiones acompaña a los habitantes de las ciudades cuando visitan los pueblos y adentrarse en una realidad en la que descubrieron el valor del trabajo en equipo y se sintieron realizados al elaborar un trabajo “útil y que apuesta por un mundo más justo y solidario”, señalaba la docente, orgullosa de los estudiantes.
Como señalaba la directora del IES Amparo Sanz, Carmen Monzó, este “duro trabajo” ha contado con numerosos agentes externos, entre ellos la Diputación de Albacete y la Conserjería de Educación, que han facilitado el desarrollo de este proyecto que no solo ha servido de aprendizaje para los estudiantes, y también para los propios docentes, sino que supone un trabajo social que puede arrojar luz al problema de la despoblación en nuestra provincia y contribuir a aunar esfuerzos para solventarlo.
Apoyo institucional
A la presentación no ha querido faltar el presidente de Diputación, Santiago Cabañero, quien se mostraba “ilusionado” por la acogida que ha tenido el proyecto entre los jóvenes, pues el despoblamiento de las zonas del interior del país es un “verdadero problema”, que “nos afecta a todos” y hay que abordar como tal. Una situación difícil, a la que ofrecer soluciones conjuntas, decía.
En este punto, el presidente de la Institución Provincial señalaba que el 70% de la población de nuestra provincia se reparte entre Albacete, Hellín, Villarrobledo y Almansa, mientras que el resto de los habitantes se encuentra en los otros 82 municipios. Cabañero señalaba que los municipios deben garantizar los servicios básicos para evitar que los habitantes se marchen por falta de oportunidades, recordando a su vez que del mundo rural emanan las materias primas necesarias para sustentar al mundo urbano y eso, es algo que no se puede olvidar, pues sin uno, el otro no existiría.
Por su parte, el director provincial de Educación, Diego Pérez, ha querido felicitar al IES Amparo Sanz por la elaboración de este proyecto desde el punto de vista disciplinar, pues proporciona una nueva metodología de trabajo que, a la vista de los resultados, ha sido bien recibida por los alumnos y que ha desembocado en un trabajo “muy completo” que sirve de base para combatir la despoblación rural. Este proyecto de innovación educativa contribuye a la “mejora constante del sistema educativo y de la realidad del alumnado y su entorno”, pues en palabras de Pérez, la innovación es una “necesidad”, por lo que, entre otras cuestiones, el director de Educación instaba a “facilitar los cauces de incorporación del profesorado” en estas tareas, así como el fomento de estas prácticas.
Una actividad que ha servido a los alumnos para mostrar la realidad de nuestro mundo rural, en el que han aprendido valores tanto académicos como personales y que evidencian que llevar a la práctica la teoría de las aulas puede aportar grandes resultados.
