Nueve traficantes de droga suman 30 años de cárcel por vender estupefacientes en fiestas celebradas en Castilla-La Mancha

La Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a penas que suman más de 30 años de prisión a un grupo de nueve traficantes de drogas –dos de Fuentelespino (Cuenca), uno de Marchena (Sevilla) y otro de Campo de Criptana (Ciudad Real) y otros cinco de nacionalidad colombiana– por vender sustancias estupefacientes durante la celebración en distintas fiestas y, principalmente, en la comarca de Alcázar de San Juan.

En concreto, el tribunal ha considerado a los nueve hombres y mujeres –de entre 26 y 48 años– responsables de un delito contra la salud pública en la modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud por lo que los ha condenado a penas que oscilan entre los tres y los cuatro años y medio de cárcel, siendo las penas más graves las que corresponden a los acusados que ya tenían antecedentes penales por hechos similares.

La investigación de este caso se inició cuando la Unidad de Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil tuvo conocimiento de que un grupo de personas vendía drogas, especialmente cocaína, en Alcázar de San Juan, y tras detectar que algunos de los investigados recibían paquetes de cocaína procedentes del aeropuerto internacional de Matecaña (Colombia) que luego distribuían en locales y eventos musicales de distintas zonas de Castilla-La Mancha “a los efectos de suministrar drogas a los allí asistentes”, además de que a uno de ellos ya lo había identificado la Guardia Civil con bolsas de cocaína.

INTERVENCIONES DE LLAMADAS Y REGISTROS

Por ello se solicitó autorización judicial para intervenir los teléfonos de los acusados a partir de noviembre de 2014 y de esas conversaciones se tuvo constancia que uno de los acusados recibía la droga desde Colombia por paquetería internacional que luego distribuía, a través de los otros acusados, en diversas localidades como Alcázar de San Juan, Herencia o Campo de Criptana, entre otras.

En esas conversaciones, los acusados acordaban los intercambios de drogas para su posterior venta, además de que también hablaban con los compradores utilizando un lenguaje cifrado para tratar de evitar que los descubrieran.

Tras obtener estas pruebas, el juez autorizó los registros de viviendas en Alcázar de San Juan, Sevilla y Campo de Criptana, donde encontraron numerosos objetos relacionados con el tráfico de drogas como balanzas electrónicas, dinero, teléfonos móviles, cajas de látex para hacer cápsulas de las que se introducen en el cuerpo, anfetamina, sustancias de corte, cannabis sativa, cocaína y MDMA.

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