El albaceteño que sabe cómo ser feliz

/Sandra Manzanares/Foto portada: María Guerrero/

“Cuando llegas a casa en un día muy frío te reconforta que haga calor, pero cuando llevas un tiempo en casa ese calor ya no te hace feliz”. Esa es la historia de nuestra vida: conocemos cosas que nos hacen muy felices, a las que terminamos adaptándonos y es entonces cuando nace la preocupación por completar otras parcelas de nuestro interior.

“El mundo se ha enriquecido y hemos pasado de preguntarnos qué vamos a hacer para poder comer a cómo podemos ser más felices”. Una pregunta para la que buscamos una fórmula que no existe, pues la felicidad siempre ha sido y será un estado subjetivo. “Parece que hay que ser feliz continuamente y si estás mal es que has fallado algo en la vida”, explica el albaceteño Alejandro Cencerrado, analista de datos en el Instituto de Investigación de la Felicidad de Dinamarca, quien apunta que, efectivamente, la felicidad está sobrevalorada.

La sociedad actual debe aprender que una de las pautas para experimentar la felicidad es “aceptar que a veces se está mal”, y sobre todo, “amoldarse a lo que hay”, indica Cencerrado, señalando a modo de ejemplo las inquietudes de la generaciones de hoy en día. “Somos la generación de la historia que más opciones tiene para no aburrirse y sin embargo somos los que más nos aburrimos”, apunta, destacando que ello se combate “acostumbrándonos” al aburrimiento. Y es que, una vez que los seres humanos creen tener sus necesidades básicas cubiertas exploran otros campos en sus preocupaciones.

¿El secreto de la felicidad?

Dinamarca es uno de los países en los que sus habitantes se sienten más felices según el último informe de Naciones Unidas sobre la felicidad de las naciones, lo que está relacionado con la redistribución de la riqueza, y es que sí, el dinero da la felicidad, siempre dentro de unos límites. Al comparar la felicidad de los diferentes países respecto a la renta per cápita, se comprueba una “clara correlación” entre ambos factores como así lo demuestran zonas de Sudamérica, África o Asia. No obstante, llegando a cierto punto, el dinero “ya no repercute en la felicidad de las personas”, indica Cencerrado.

El secreto reside en la capacidad que tienen los países para convertir la riqueza en el bienestar de la población, nos explica el albaceteño, quien detalla que la nación a la cabeza del ranking de la felicidad es Finlandia, seguida de Noruega y Dinamarca, y es que los países nórdicos se sitúan a la vanguardia de la igualdad. De hecho, Estados Unidos, siendo más rico que Finlandia se encuentra en el puesto 18, mientras que España en el 36, fijándonos en su riqueza, debería estar situada en mejores posiciones.

“Convertimos la riqueza mucho peor en bienestar que la gente que Latinoamérica, por ejemplo”, remarca Cencerrado, recordando que España, hasta que comenzó la crisis, se asentaba en posiciones cercanas a Suecia y Estados Unidos y ahora, se sitúa entre Colombia y Malasia, con índices de riqueza muy inferiores. La bajada del desempleo “parece no estar afectando al nivel de felicidad de los españoles, lo que puede indicar que no solo es cuestión de conseguir trabajo si no de que éste tenga unas buenas condiciones”, decía el analista de datos.

Miedo a equivocarnos

Y no solo eso, si no que en el bienestar de la población influye la relación con los demás, el tratamiento de la salud mental y el sentimiento de culpa de los individuos. “Hay gente deprimida y con ansiedad que en muchos países no recibe el tratamiento adecuado”, mientras que en los países nórdicos, liberados de estigmas en salud mental, las personas buscan ayuda profesional. Además, en esta zona geográfica los habitantes “sienten menos culpa por la educación que reciben”, decía Cencerrado añadiendo que los niños “tienen mucha libertad, pues les enseñan a equivocarse”, algo que por norma general no sucede en España, pues “vivimos muy aterrados por la culpa de equivocarnos y eso afecta a la felicidad”.

Por todo ello, el Instituto de Investigación de la Felicidad de Dinamarca aconseja a gobiernos y empresas cómo hacer para que la población y los trabajadores sean más felices, basándose en múltiples estadísticas que recaban información sobre lo feliz que es la gente y comparando las distintas variables que hacen ser a los países felices o infelices. Y es que “nadie mejor que tú puede saber cómo te has sentido hoy”, refleja el albaceteño poniendo en valor la importancia de mejorar las relaciones sociales a nivel de individuos y de reducir la desigualdad por parte de los gobiernos.

Felicidad a largo plazo

‘La dinámica de la felicidad a largo plazo’ es el nombre del estudio pionero que Cencerrado lleva realizando desde hace 13 años, en el que ha descubierto patrones de comportamiento y la adaptación de las personas a este estado de ánimo, entre lo que destaca el plazo de restitución de la felicidad, que es de aproximadamente cuatro días. Con ello arroja la concepción social de relacionar hechos puntuales a la felicidad o infelicidad permanente, algo que descarta, pues igual que las situaciones cambian, lo hace el individuo

Alejandro Cencerrado y el director del instituto, Meik Wiking

El Instituto de Investigación de la Felicidad es conocido por popularizar el término “Hygge”, que significa aprender a disfrutar la felicidad que aportan las pequeñas cosas. Estandarte que abandera la cultura danesa y que hace de sus habitantes de los más felices del mundo, algo a lo que hay que sumarle el clima de bienestar social que se respira en Dinamarca y que desde este instituto esperan extrapolar al resto de naciones.

El 20 de marzo, que este año coincide con la llegada de la primera, es el Día Internacional de la Felicidad, una jornada que muchos se preguntarán si son felices, respuesta, también subjetiva.

Nacho Lopez

Nacido en Albacete. Más de 15 años de experiencia en medios de comunicación en radio, televisión y digital, como Intereconomía radio, Cadena SER, Punto Radio, ABTeVe y VOZ Castilla-La Mancha.
Botón volver arriba