/Hugo Piña/
No pudo ser ante Numancia, Osasuna, Cultural, Reus, Zaragoza y Tenerife en la primera vuelta. Y tampoco ante Córdoba y Lugo en lo que llevamos de segunda vuelta. Tuvo que ser por tanto a la novena ocasión cuando el Albacete Balompié sumase la tan anhelada segunda victoria consecutiva tras los triunfos ante Numancia primero y Lorca después. Los goles de Aridane ante el Numancia y de Acuña y Bela en Lorca refrendan el gran trabajo diario que se hace en las instalaciones de la Ciudad Deportiva ‘Andrés Iniesta’.
Ha costado ‘quitarse’ de en medio una de las cuestiones que en las nueve semanas precedentes a dichos partidos se encontraba sobre la mesa, tanto en sala de prensa como en la mente de los protagonistas. Y es que no podía enganchar el equipo una segunda victoria que refrendase la anterior y por consiguiente hiciese al equipo albacetense sumarse al tren de la ilusión que tan manido es en Segunda División.
Los números, pero sobre todo la cabeza, ya comenzaba a pesar en un vestuario que tras la meritoria victoria en el Artés Carrasco conseguía aunar dos triunfos de manera consecutiva esta temporada. Seis de seis que se suman también al partido en Oviedo, donde el equipo empató y donde salda unos guarismos de siete puntos de nueve posibles toda vez que ya hemos sobrepasado los dos tercios de competición y que le hacen situarse en mitad de la clasificación de la división de plata del fútbol español.
