Pacientes con Alzheimer del Hospital de Albacete participan en un ensayo clínico para ralentizar el avance de la enfermedad

/Llanos Esmeralda García/

La enfermedad del Alzheimer tristemente a día de hoy sigue sin tener cura. Una enfermedad en la que su incidencia suele ser de 1 a 3 casos por 1.000 habitantes año nuevo, se habla de entre 300-900 casos de diagnóstico nuevo anual, y aunque es más frecuente en mujeres la enfermedad se observa en ambos sexos.

La edad es normalmente el principal factor de riesgo para desarrollar dicha enfermedad, con lo cual incide Inmaculada Feria, neuróloga del Complejo Hospitalario de Albacete “cuanto más edad tiene una persona más probabilidad tiene de padecer la enfermedad”, sin embargo insiste la especialista en que la tendencia actual “es intentar hacer un diagnóstico lo más precoz posible, porque sabemos que cuando aparecen los síntomas de la enfermedad, cuando el paciente ya refiere esos síntomas, el proceso degenerativo en el cerebro se ha empezado a producir incluso hasta 15 o 20 años antes”. Así, la tendencia actual en la investigación del Alzheimer es intentar hacer el diagnóstico lo más precoz posible, para detectar a los pacientes en esa fase en la cual los síntomas son muy leves para actuar con tratamientos e intentar retrasar la evolución de la enfermedad.

Todavía se desconoce la causa de por qué se produce la enfermedad, con lo cual incide la neuróloga “no podemos alcanzar a ningún tratamiento curativo” pero sí existen tratamientos sintomáticos que tienen una “eficacia moderada que van a permitir actuar sobre esos síntomas y enlentecer la evolución”. De ahí se determina la importancia de seleccionar a pacientes con diagnóstico precoz, de la fase precoz de la enfermedad, con los que asegura la especialista “son con los que se están probando nuevos fármacos a nivel de ensayos clínicos que sí que parece que ya tienen un efecto más sobre lo que es la enfermedad en sí”. Actualmente hay varios ensayos clínicos que están puestos en marcha sobre este tema.

En el Hospital de Albacete, señala Feria “tenemos algunos pacientes que están incluidos en el ensayo clínico con lo que se llaman anticuerpos monoclonales. Lo que se está intentando demostrar en este ensayo no es realmente si es un fármaco eficaz en cuanto a decir que modifica la evolución propia de la enfermedad, no tratamos solo el síntoma de la pérdida de memoria sino que actuamos sobre la enfermedad en sí intentando modificar su curso con tal de enlentecer la progresión de esos síntomas y mantener al paciente con una autonomía funcional el máximo tiempo posible”.

La forma más frecuente de notar el Alzheimer es con la pérdida de memoria, pero es importante señala la neuróloga que “no todas las personas que tienen pérdida de memoria van a tener Alzheimer”, aunque es una de las quejas fundamentales que se encuentran en las consultas de neurología desde donde después de hacerle una anamnesis, una exploración y pruebas complementarias el especialista determina si esas quejas de pérdida de memoria tienen la intensidad suficiente como para justificar que pueda haber o no una enfermedad neurodegenrativa como el Alzheimer.

Familiar

Quizás el familiar es el gran olvidado del Alzheimer, aunque cada vez más nos damos cuenta de la importancia que tienen, no solo porque sufren lo que le está pasando a su familiar sino porque son una clave importante ya que colaboran en otra parte del tratamiento de la enfermedad, como puede ser la rehabilitación cognitiva, el ejercicio físico y otro tipo de acciones que ayudan al enfermo.

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