/Hugo Piña/
Y a decir verdad se le echó de menos. El cancerbero balear volvió al banquillo en un partido que estuvo marcado por la revolución inicial de Aira en su planteamiento, quien varió por completo todas las líneas de juego. Incluida una portería que no parecía tener problemas con la formación del siempre necesario Tomeu Nadal.
El de este domingo ante el Real Oviedo y si obviamos los partidos de Copa del Rey tanto en el Carlos Belmonte como en León y Pamplona, fue el segundo partido que el portero de Manacor tuvo que ver desde el banco luego de su llegada en el verano de 2016. El anterior fue el partido contra el Real Madrid Castilla el pasado mes de mayo, momento en el que Pizana y guardando la posibilidad de cualquier percance de cara a los play off, el ex del Nàstic y Getafe se quedaría en un lugar ‘no’ habitual para él.
La confianza del técnico Aira en las cualidades como portero de Nadal son abrumadoras, pues siempre ha sido su primera opción y siempre que se le ha preguntado por el de Manacor ha respondido de manera excelsa. Ayer sin embargo, y con una revolución de por medio, Tomeu fue uno de los sacrificados por el de Ponferrada en pos de ofrecer una imagen ‘global’ distinta.
De otra parte, lo que parece claro es que el cancerbero cuenta con toda la confianza de la afición albacetista, quien ayer le echó en falta y sobre todo, echó en falta sus cualidades bajo palos. Su compañero Carvajal lo hizo bien, aunque el error en el tanto del Oviedo vendría a recordar el enorme talento del balear bajo palos a partir del próximo sábado en Soria.