35 años de Castilla-La Mancha

El 16 de agosto de 1982 se publicaba el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, que había sido aprobado en las Cortes apenas seis días antes. De esta forma, nuestra Comunidad Autónoma está de cumpleaños.

Castilla-La Mancha es una región con siglos de historia pero de muy reciente creación. Se cumplen 35 años desde que se hiciera oficial una nueva distribución territorial que ponía fin a lo que se había conocido como “Castilla la Nueva” y que, a menudo, incluía también a la actual región de Extremadura.

Se hizo oficial en 1982 pero para encontrar el origen del actual sistema de autonomías hay que remontarse al período histórico conocido como “La Reconquista”.

A diferencia de otras autonomías, la delimitación de la Comunidad no se hizo respondiendo tanto a cuestiones históricas o tradicionales como a elementos geográficos. Gran parte del territorio castellano-manchego había formado parte del Al-Ándalus antes de que diversos monarcas castellanos fueran recuperando los territorios poco a poco.

Uno de los puntos álgidos de esta reconquista fue el protagonizado por Alfonso X “El Sabio”, quien se ganó el sobrenombre por ser el impulsor de la narrativa moderna, redactar el primer escrito teórico en el mundo sobre juegos, sentar las bases del castellano moderno o dejar constancia de la historia y costumbres de su tiempo, pero quien además también fue un gran gerente (Rey de Castilla durante 32 años) y estratega. En 1255 fundó la Villa Real, lo que hoy se conoce como Ciudad Real. Un punto clave a medio camino entre Madrid y Córdoba, que había sido bastión del Califato.

Los territorios que conforman Castilla-La Mancha han ejercido históricamente de frontera, y todavía hoy pueden verse muchos castillos y torreones heredados de esa época medieval. Es por ello que cuando la Constitución de 1978 estableció las condiciones para la formación de las actuales autonomías, se tuvieron en cuenta elementos geográficos.

La Mancha se corresponde con la llanura que hiciera famosa Don Miguel de Cervantes, de ahí que Extremadura se identificase como un territorio diferente y que se incorporase la provincia de Albacete, que tradicionalmente se había relacionado con la Región de Murcia.

El Estatuto de Autonomía ha servido para dar cohesión territorial a Castilla-La Mancha pero también social, acogiendo bajo un mismo paraguas de costumbres y cultura a un grupo humano diverso e históricamente muy rico. En el plano práctico, el reconocimiento del conjunto castellano-manchego como autonomía sirve para dar voz a sus ciudadanos y que tengamos una acción más directa sobre las decisiones que nos afectan; una voz que no había sido escuchada durante años.

Castilla-La Mancha se ha convertido en una unidad y al mismo tiempo ha cambiado mucho en estos 35 años. Ha habido un crecimiento demográfico de cerca de 400.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en una región que ha sabido sobrevivir y reinventarse ante los malos tiempos.

La Comunidad ha pasado de ser principalmente agrícola a buscar otras vías de enriquecimiento. Se ha transformado notablemente el campo pero también se han desarrollado sectores como el de servicios o, notablemente, el de creación de empresas. En los últimos años La Mancha se está convirtiendo en un referente nacional con un parque tecnológico que se ha cuadriplicado en su primera década de existencia.

De frontera a cruce de caminos. Castilla-La Mancha cuenta con la mayor red de autovías y carreteras de España, infraestructura que junto con otros medios de transporte como los trenes de alta velocidad, convierten a esta Comunidad en una pieza clave en la vertebración del territorio nacional.

Después de dar los primeros pasos de la incertidumbre y de vivir el ímpetu y las decepciones de los primeros momentos, Castilla-La Mancha debe hacer servir la experiencia de estos 35 años y afrontar con energía y decisión todo lo que queda por venir.

 

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