/Javier Romero/
Hace poco más de dos años, un 13 de junio de 2015, Javier Cuenca era proclamado alcalde de Albacete, la ciudad más poblada de Castilla-La Mancha. Un gobierno en la ciudad de Albacete que siempre ha resumido Cuenca como del “entendimiento, del consenso, y de diálogo” al no tener ninguna fuerza política del Consistorio la mayoría absoluta.
Estos dos años al frente de la alcaldía de Albacete no han sido fáciles, ya que prácticamente desde el primer minuto Javier Cuenca ha tenido que articular mayorías para temas importantes para la ciudad, contando con tan solo 10 concejales.
La primera “piedra en el camino” le llegó en forma de concejal no adscrito. Pedro Soriano fue expulsado de Ciudadanos y convirtió el vital apoyo de la formación naranja en su versión light. PP y Ciudadanos ya no sumaban mayoría en el Pleno Municipal y las mociones eran aprobadas por la oposición. Este hecho llevó incluso al pronunciamiento del Secretario del consistorio sobre el carácter vinculante de las mociones, algo que quedó claramente contestado al pronunciarse éste con el dictamen de que dichas mociones, son eso, mociones, nada más, por lo que el equipo de gobierno no se veía obligado al cumplimiento de las mismas. Eran los meses más duros del mandato de Cuenca, que concluyeron con un Pleno de reprobación por la posición defendida en materia de agua.
Fue entonces cuando Javier Cuenca mostró de una manera más pronunciada su carácter de persona de consenso que antepone los intereses de los albaceteños por encima de cualquier otro. Fruto de este clima, el primer edil ha sacado adelante dos presupuestos en los que las políticas de empleo, la ayuda a los que peor lo están pasando y las inversiones han sido las líneas maestras de unas cuentas que no encontraron el rechazo de los grupos de la oposición, tan solo el del concejal no adscrito.
En esta labor destaca también el trabajo callado del que ahora asumirá las funciones de alcalde de Albacete y será el candidato del PP para tomar el bastón de mando de la ciudad, Manuel Serrano. Ha sido el “fontanero” en la sombra de los acuerdos con la oposición. Horas de reuniones, propuestas, debates… todo para que al final llegaran a buen puerto temas tan importantes como los propios presupuestos, el nuevo reglamento de la Feria de Albacete o la millonaria inversión con fondos europeos del EDUSI, entre otros.
Si por el agua llegó el mayor golpe a Javier Cuenca, por el agua también llegó una de sus grandes satisfacciones, y es que Albacete consiguió el Título Concesional que garantiza el uso del agua del Júcar para consumo humano.
Otro de los logros de Javier Cuenca fue sin duda el conseguido al apoyar a los trabajadores del servicio de recogida de basuras ante el cambio de empresa adjudicataria. Cuenca adquirió el compromiso con ellos de que mantendrían sus puestos de trabajo y así lo exigió a la nueva empresa.

Javier Cuenca siempre ha definido su mandato como el que busca «la mejora de la calidad de vida de los albaceteños, la generación de empleo y oportunidades y la atención a las personas más desfavorecidas”. Entre los proyectos que quedan por terminar, pero que han recibido un gran impulso bajo el mandato de este licenciado en derecho en la UCLM, funcionario de carrera, marido y padre de dos hijos, destaca la peatonalización del centro y las inversiones para recuperar el Depósito de Agua de la Fiesta del Árbol o los refugios del Altozano.
En el aspecto cultural, bajo el mandato de Cuenca se ha logrado, gracias a la buena sintonía con Diputación, la Agenda Cultural Única, que pretende dar un impulso a la programación cultural en los espacios de la ciudad.
No podemos pasar por alto otro logro conseguido, que aunque soporta tras de sí el trabajo de muchas personas durante muchos años, ha visto la luz recientemente. Hablamos de la declaración de Interés Turístico Nacional de la Semana Santa de Albacete.
Este caluroso día de San Juan de 2017 pasará a la historia de la ciudad como la fecha en la que el amor por su ciudad de Javier Cuenca le llevó a sentarse delante de unos micrófonos para decirle a sus vecinos lo que ha intentado durante meses que no pasara, que su salud no le permitiera seguir al frente de la alcaldía. No es nada grave lo que sufre Cuenca, no es ninguna emergencia vital, pero como él mismo ha declarado no le permite ocuparse al 100% de la responsabilidad que entraña la ciudad de Albacete. Lo fácil hubiera sido seguir en el cargo, delegar, no aparecer por el Ayuntamiento, presentarse a las siguientes elecciones, ganarlas y luego irse. Pero no, así no es Javier Cuenca. Su honestidad no le permite hacer eso y ha preferido dar un paso al lado por el bien de la ciudad.
Para el recuerdo seguramente le quedarán a Cuenca muchos momentos, pero sin duda uno ocupará su memoria para siempre. Ferviente deboto de la Virgen de los Llanos, Javier Cuenca presume del privilegio que ha supuesto para él abrir la Puerta de Hierros de dos ferias y subir hasta su capilla a la Patrona de la ciudad.
La historia será quien juzgue el legado que deja Javier Cuenca en Albacete, pero pocas veces dos años dieron para tanto. Dos años que se podrían resumir en otras tantas palabras: Consenso y honestidad.