/Texto: Nacho López/ /Foto: Pascual Martínez/
El almanseño Pascual Martínez fue el segundo clasificado de la ‘XIV Subida Vertical Gran Hotel Bali’, disputada el pasado fin de semana en Benidorm. Martínez subió los 924 escalones que se necesitan para alcanzar la planta 52 del mítico hotel alicantino en poco más de cinco minutos y se quedó a solo tres segundos de la gloria.
Pascual Martínez es un aficionado al mundo del atletismo que un día vio videos de la carrera de Benidorm en internet y “por cambiar un poco sin dejar el running de lado”, probó a inscribirse en una prueba que para él, “ha sido una experiencia inolvidable” y a la que no tiene dudas en invitar “a todas aquellas personas que tengan el gusanillo” porque en su opinión una carrera así hay que hacerla “al menos una vez en la vida”, afirma el almanseño al mismo tiempo que culpa a la monotonía y a la soledad del corredor de sus comienzos en las subidas verticales porque “al final te acostumbras a correr carreras populares y no deja de ser asfalto y campo. Participar en esta prueba te aporta otras sensaciones y otras vistas que no puedes obtener en una carrera normal”, afirma Pascual Martínez al micrófono de ‘El Digital de Albacete’.
Al no tener cerca de su vivienda un edificio del tamaño del Hotel Bali, Pascual ha tenido que preparar la subida como “cualquier carrera popular, pero sí que he buscado circuitos en los que hubiese muchas cuestas y muy pronunciadas para intentar asemejar el entrenamiento en lo posible a lo que me iba a encontrar en el Hotel Bali y sus escaleras” manifiesta al mismo tiempo que afirma que, “la prueba requiere de muchas piernas y sobre todo pulmones porque hay momentos en los que te falta el aire”.
Subiendo los escalones de dos en dos para ahorrar esfuerzos y concentrado a tope en el reto, Pascual asegura a ‘El Digital de Albacete’ que “te mareas mucho porque al final solo ves barandilla, escalón, barandilla, escalón… y hay que saber controlar esa sensación a la hora de seguir ascendiendo escaleras”, pero tilda de “sensación única” la que se vive cuando, “llegas a la meta al límite y ves esas sensacionales vistas de todo el mar Mediterráneo a tus pies”, reconociendo que solo por eso “hace que el esfuerzo haya merecido la pena porque es espectacular”, reconoce.
Durante la subida, Pascual “no quería mirar el número de planta por la que iba en cada momento”, pero la mirada le jugó una mala pasada en el piso 20 y al verlo pensó “que quedaba demasiado para terminar. Fue una sensación parecida a la que se vive en un maratón en el kilómetro 30 cuando aparece el temido muro”. Afortunadamente, el almanseño sacó fuerzas de flaqueza y quedó “segundo clasificado a tres segundos del primero” entre más de 350 inscritos, algo que le hace estar “súper contento” aunque le duela “haberse quedado tan cerca del ganador”.
Pascual Martínez, el almanseño que coronó Benidorm llamando a las puertas del cielo. 924 escalones, 52 plantas y todo el Mediterráneo a sus pies. Tres segundos lo privaron de la gloria, un año por delante para alcanzarla en la edición de 2018.
