/Sandra Manzanares/Fotos: María Guerrero/Vídeo: Jennifer Comuñas/
Uno de los momentos álgidos de la Semana Santa de Tobarra es la procesión del Calvario de Viernes Santo, que congrega a miles de personas en la subida de Nuestro Padre Jesús Nazareno al Monte Calvario.
El sentimiento y la pasión de los tobarreños se ahoga en un absoluto y respetuoso silencio, cuando una vez situada la Virgen de los Dolores frente al Nazareno, suenan los tres toques de corneta que dan paso a una imagen sobrecogedora de miles de personas enmudecidas.
Un sonido roto únicamente por el sermón del párroco al que le sigue la interpretación de la marcha fúnebre, Mektub, poniendo así banda sonora a la bendición de Jesús Nazareno hacia los cuatro puntos cardinales.
Esta bendición es posible gracias a que el brazo derecho de la imagen es articulado, un brazo que, al regresar de nuevo a la cruz, devuelve el aliento a los tobarreños que hacen resurgir el latido de sus corazones con el estruendo de los tambores.
Así comienza la bajada de Nuestro Padre Jesús Nazareno del calvario, preludio de dolor y soledad, a la espera de la resurrección del domingo.