/Sandra Manzanares/
La depilación láser es una técnica a la que cada vez más hombres y mujeres se someten, aunque todavía existen dudas en cuanto a su efectividad, seguridad y a los efectos que puede provocar en la piel.
Esta técnica de reducción del vello consiste en disparos de luz láser que llegan directos al pigmento que hay en cada folículo de la piel para tratar de suprimirlo, siendo posible la eliminación definitiva dependiendo de las características de la persona y, por lo tanto, del número de sesiones que necesite.
En este sentido, lo primero que debemos tener en cuenta si nos decidimos a emplear la técnica del láser es el lugar en el que lo hacemos, porque como indica el Jefe de Dermatología del Hospital de Albacete, Lorenzo Juan Pérez, es “importante acudir a un sitio donde el láser sea manejado por personas competentes con la capacidad de diagnosticar el tipo de piel del paciente y su láser más adecuado”.
Aunque actualmente la normativa sanitaria no exige que sea un médico quien perite esta técnica de depilación, “sí que sería conveniente que lo controlara un dermatólogo”.
En cualquier caso, cuando la persona interesada acuda a un establecimiento en el que se desarrolle esta práctica es aconsejable que se asegure de que posee una plataforma de láser que abarque distintos tipos de láser, de lo contrario existe “cierto riesgo de que se fuerce la indicación”.
Para evitar daños en la piel
En este sentido, es importante una correcta elección del tipo de láser según las características de cada paciente, para evitar así que el procedimiento sea doloroso, o que dañe la piel irritándola o quemándola.
Aunque “es más eliminable el vello oscuro sobre una piel clara”, cualquier persona es candidata a depilarse mediante esta técnica, pero “hay que elegir el láser con el que depilarse según las características de cada piel”, explica Lorenzo Pérez.
A este respecto, destacar que la constitución general en los españoles es el vello oscuro sobre un tono de piel medio. Para ellos el láser más adecuado sería el Alejandrita, que a día de hoy resulta el más empleado en las clínicas y centros de estética.
Por otra parte, para aquellos que tengan un fototipo claro de piel, el láser indicado sería el Rubí, esta variante emplea pulsos de luz más largos y una menor potencia. En el otro extremo tenemos a las personas de piel muy oscura y vello grueso, para las que el láser Diodo que tiene una longitud de onda mayor, sería el ideal.
El láser en verano
En la época estival hay que considerar una serie de medidas antes de aplicar el láser en la piel, y es que no es aconsejable depilar ningún área del cuerpo tras el bronceado, debido a que la emisión de luz láser “es absorbida por el pigmento oscuro que hay en el interior del folículo”, y este hecho se dificulta cuando la piel está pigmentada, lo que comúnmente conocemos como “estar morenos”.
De esta manera, parte de la luz que va dirigida a ese folículo queda retenida en la piel y la puede quemar, por lo tanto, cuando la persona está más morena después del verano “no es conveniente hacerlo”. Y, si se hace “habría que bajar mucho la potencia para no quemar la piel y no llegaría casi nada al interior del folículo por lo que no se depila correctamente”.
Falsos mitos sobre efectos nocivos para la salud
En 1.988 aparecieron las primeras publicaciones científicas sobre depilación láser por parte de dermatólogos reconocidos a nivel internacional como Diericks o Goldbert que demostraron la eficacia del láser para la depilación.
Después de años de estudios y de práctica, “no se han comprobado efectos nocivos para la salud a largo plazo”, igual que no se ha demostrado “ningún tipo de relación entre el cáncer de piel y la depilación láser, ya que, ni siquiera está comprobado que la práctica del láser induzca a la malinización de los lunares”.
Como explica Lorenzo Pérez, los lunares son lesiones que están ahí por un cúmulo de pigmento, y que al entrar en contacto con el láser podría producir una “alteración transitoria del lunar”, pero ello no significa que sea algo perjudicial.
En definitiva, la depilación láser es una práctica totalmente segura y eficaz siempre y cuando los usuarios elijan correctamente el establecimiento en el que realizarla para que así, una persona cualificada les indique el tipo de láser idóneo a su constitución y se les aplique de manera eficaz.