OPINIÓN | La POLIS, la CITY y el gallego impasible, por Gerardo Gutiérrez

Hace unos días leí un artículo del profesor Martín Alonso que nos recordaba: “No hay símbolo más legible de esta involución que la subordinación de la POLIS (el espacio del ágora ciudadana) por la CITY (el emporio de los negocios, claros unos y oscuros otros).”

A las pocas horas de leer esta reflexión, el gallego impasible era entrevistado en televisión y con su habitual muestra de desconocimiento y distancia con el género humano que le rodea, dijo que había muy pocas personas que cobraran el salario mínimo interprofesional, esa cantidad de 655 euros que nos sitúa en la cola de los SMI de la Unión Europea. Podría haber argumentado que desde su ideología liberal, no cree necesario que exista la regulación del salario mínimo interprofesional o que estamos en el camino de aumentarlo a unas cantidades dignas y acordes con los países con los que nos queremos comparar, si es que hubiera querido iniciar ya una demagogia preelectoral, que es en lo que sí está pensando y le quita el sueño. Pero no, el Jefe de Gobierno nos trasladó que el SMI era algo que lo cobraba muy poca gente. Pues bien señor gallego impasible, en el País que usted lleva gobernando más de cuatro años el SMI lo están cobrando más de 5,7 millones de españoles, un 34% del total de los trabajadores por cuenta ajena afiliados a la Seguridad Social. 

Igualmente a la pregunta de qué le parecía que en España siguieran existiendo personas enterradas sin identificar en muchos lugares, se limitó a decir algo así como “que cada persona debería estar enterrada donde deba estarlo”. Pues bien, señor gallego impasible, en España sigue habiendo más de 108.000 personas enterradas en las cunetas sin identificar.

Después de aquella acertada reflexión en torno a la POLIS y a la CITY, también en la misma noche, se hicieron públicos los Papeles de Panamá, con el escándalo financiero a nivel mundial en torno a las empresas “offshore”. Unos papeles en los que siempre se encontraba como intermediario el nombre de Mossack Fonseca, hijo de un nazi que emigró a Panamá tras la II Guerra Mundial. Que cosas tiene el destino. Se mezcla la descendencia nazi con el escándalo financiero internacional.

Y como todo esto tiene que ver con la memoria histórica también, recordaré que nuestro gallego impasible, es también descendiente de un jerarca provincial franquista, igual que su antecesor Aznar, es descendiente de quienes amasaron un buen porvenir, en torno entre otras cosas, a la adjudicación de la Embajada nazi en pleno barrio de Salamanca, una vez que la II Guerra Mundial llegaba a su fin.

El gallego se mostraba también impasible cuando se le preguntó por la corrupción en su partido. Debía seguir pensando que “todo era mentira, salvo alguna cosa”, en el momento en el que algunas cosas ya están llegando a ser el todo. 

Seguro que se mantendrá impasible el gallego cuando en próximas fechas salga algún nombre muy próximo a su persona en los Papeles de Panamá.

Pero la semana también nos dejó lo que parece un acuerdo imposible para recobrar la decencia política en este País y poner al frente del Gobierno a alguien que al menos sepa cuantas personas siguen padeciendo esta crisis que se ha hecho sistémica y que provoca que ya no tengan esperanza, porque ven que quien les gobierna no sabe ni cuántos son, cuanto ni más si se va a preocupar por su problema particular, ya sea el desempleo, la precariedad laboral, el desahucio, la pobreza, el rechazo racista, la violencia de género…

Pues que sepan los que les está costando llegar a un acuerdo lo siguiente:

PODEMOS, no volverá  a tener tanto poder político como en este momento. El resultado tras unas hipotéticas elecciones el 26 de junio, les dejará con menos diputados y desde luego con un partido más dividido.

CIUDADANOS, sacará algún diputado más que posibilitará que sumados a los del PARTIDO POPULAR y a la ABSTENCIÓN puedan permitir que el PP gobierne, lo que supondrá que el grande se coma al pequeño.

El PSOE, que de inicio vendió caro el acuerdo, descartando que Pedro Sánchez pudiera ser presidente de un Gobierno reformista y de progreso, contando con la abstención de algún partido que podría habérsela dado, tendrá un resultado similar al del 20 de diciembre.

El gallego impasible se podrá mantener en la Moncloa, respirando porque al no abandonar el poder, no podrán sacarle más corrupción, como le ocurrió a sus compañeros de partido Esperanza Aguirre, Ignacio González o Rita Barberá, que cuando han dejado sus cargos de gobierno, ha sido más fácil terminar de destapar su modo corrupto e interesado de gobernar.

Y todo esto ocurre, porque el sentido común con el que dice gobernar el gallego impasible, es el sentido común de la CITY, no el de la POLIS.

Gerardo Gutiérrez Ardoy

El Digital de Albacete

Diario digital líder en Albacete con toda la información de la capital y provincia
Botón volver arriba