/Llanos Esmeralda García/Fotos: Hugo Piña/
Como es tradicional por estas fechas el Paseo de la Feria y los aledaños del Recinto ferial se llenan de la treintena de atracciones feriales, más conocidas por los albaceteños como los cacharros así como del montaje de las casetas. Para feriantes, funcionarios, hosteleros y demás sectores que mueven estas fiestas declaradas de Interés Turístico Internacional estos son días en los que unen fuerzas y prisas para ultimar los preparativos para que la Feria 2015 sea mejor que las anteriores ediciones. Unas atracciones que repiten todos los años y que habitualmente pertenecen a familias que se trasladan de feria en feria por las ciudades españolas y que para cada albaceteño cada año tiene alguna sorpresa guardada como la que más miedo da o la que más mareo le produce como: los coches de choque, el saltamontes o la mansión del terror, entre otros. Pero, sin duda, una de las atracciones estrella es la noria esa que se levanta a los pies de los Ejidos de la Feria y que se vislumbra por cualquier rincón de la ciudad, gracias a su altura y a sus colores no es indiferente a nadie.
Un aspecto que se tiene muy en cuenta para estas atracciones es la seguridad de las mismas, y es que la mayoría de los feriantes que acuden a trabajar a la Feria cuidan al detalle de la revisión de sus instalaciones tanto por la parte oficial como por parte del empresario que controla el buen funcionamiento de la instalación en todo momento.
Las últimas ediciones de la Feria han estado marcadas por la austeridad y la crisis económica, pero la ilusión y la tradición por realizar una de las ferias más conocidas de España no decae con los años. Así perdura una de las incitativas que llevan a cabo todos los años con la celebración de día del niño, ese día los niños tienen la oportunidad de montar en las atracciones de forma más barata y los empresarios de aumentar su negocio.
