Un hombre de Alcaraz pasará 12 años en prisión por abusar de su sobrina nieta

/Texto Llanos Esmeralda García // Fotos: Hugo Piña/

El hombre de Alcaraz acusado de un delito continuado de abuso sexual hacia su sobrina nieta ha sido condenado por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Albacete a la pena de 12 años de prisión, la prohibición de acercarse a la menor de 13 años a menos de 1.000 metros de su domicilio, lugar de trabajo, centro educativo o lugares que ésta frecuente o en los que se encuentre y de comunicarse con ella por cualquier medio por un periodo de 14 años. El procesado estará en libertad vigilada durante cinco años y deberá de indemnizar a la menor en 5.000 euros por los daños morales sufridos.

Hechos

Según la sentencia a la que ha tenido acceso El Digital de Albacete el procesado de 55 años de edad durante un periodo de tiempo de 2014, “hizo objeto de tocamientos sexuales y llegó a penetrar vaginalmente, de forma parcial, en diversas ocasiones a su víctima que contaba con 11 años de edad”, la cual detalla el escrito presenta además un retraso psicomotor por el que tiene reconocido un grado de discapacidad del 29% con carácter provisional y revisable aunque no se halla discapaz. La sentencia establece además que el procesado “se aprovechó” de que la menor es la bisnieta de su madre, con la que él convive en el domicilio de Alcaraz, Albacete, y de que frecuentaba su domicilio ya que la víctima iba a diario a comer a casa de su bisabuela.

Aprovechando el procesado la edad y desarrollo intelectual de la niña, dicta la sentencia, así como la ascendencia que tenía sobre ella como tio-abuelo le decía a la menor que si contaba algo de lo que estaba ocurriendo entre ellos le pegaría, “como de hecho había ocurrido, al menos, una vez”.  Así, se condujo el procesado al menos en tres ocasiones, una de ellas en el dormitorio del domicilio de la bisabuela, “le bajó los pantalones y las bragas, subiéndoselos ella, volviéndoselas a bajar el procesado, la tumbó sobre la cama colocando su pene contra los genitales de la niña que penetró para causarle dolor, llegando a eyacular; al tiempo en el que le decía que si decía algo le pegaría”. Este hecho ocurrió, según la sentencia “al menos en dos ocasiones más en una casa deshabitada que la bisabuela posee utilizada para guardar utensilios y en la caseta de la huerta que cultivaba el acusado”.

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