La Consejería de Educación, Cultura y Deportes ha iniciado el expediente para declarar como Bien de Interés Cultural, con categoría de Bien Inmaterial, a la Seguidilla Manchega y a la Danza de Belinchón.
El Diario Oficial de Castilla-La Mancha publica sendas resoluciones, que recoge Europa Press, en virtud de las cuales se abre un período de información pública, a fin de que todos cuantos tengan interés en el
asunto puedan examinar el expediente y alegar lo que consideren oportuno, durante el plazo de un mes a contar desde este viernes.
Dice el departamento que dirige Marcial Marín que la iniciación de este expediente supone la aplicación provisional del mismo régimen de protección previsto para los bienes declarados de interés cultural, quedando sometido al régimen de autorizaciones y de protección previsto en la legislación de patrimonio cultural.
SEGUIDILLA
El Gobierno de Castilla-La Mancha reconoce que la Seguidilla Manchega es reconocida y compartida por la región como parte integrante y representativa del patrimonio cultural de la autónoma, forma parte de la memoria colectiva y es experimentada como una vivencia que refuerza los lazos identitarios, con sus habilidades, significados y símbolos compartidos, «que infunden un sentimiento de pertenencia respecto a la cultura tradicional».
Como medidas de protección, el departamento que dirige Marcial Marón ha determinado favorecer las condiciones para que la Seguidilla Manchega se mantenga viva y se desarrolle por los fueros que
marque autónomamente la colectividad que la protagoniza y le da razón de ser.
Dice que esta labor de protección debe orientarse fundamentalmente hacia la divulgación del conocimiento y la puesta en valor de todos los elementos, funciones y significados que esta manifestación cultural tiene para la comunidad, favoreciendo la toma de conciencia de la población sobre su valor patrimonial, única manera de que la misma mantenga su vitalidad y de conseguir, por tanto, su continuidad.
Se apoyará, por ello, la organización de distintos actos para garantizar su pervivencia y transmisión generacional, así como a las asociaciones, grupos, intérpretes, escuelas y festivales de folklore que contribuyen a la conservación y difusión del patrimonio cultural, sumándose a esta meritoria labor las de promoción social y humana.