El Parque se sitúa al noreste de la provincia de Cuenca, incluyendo buena parte de la conocida como Serranía Alta de Cuenca. En el entorno de este paisaje se encuentran auténticas joyas geológicas y paisajísticas, una belleza misteriosa esculpida por la incansable labor del agua y el viento que lo hacen único a escala nacional e internacional.
La Ciudad Encantada, el Ventano del Diablo, la Laguna de Uña, Los Callejones y Los Miradores de las Majadas, el “Castillo” de Huélamo, el nacimiento del Júcar, La Mogorrita y la Peña del Reloj, desde la que se puede contemplar el paraje de El Hosquillo, son algunos de los puntos más espectaculares donde poder contemplar este paisaje de la Serranía, auténtico sello de identidad de la comarca y de la misma provincia.
Pero además la elevada variedad de ambientes de montaña hacen que la Serranía de Cuenca posea unas características excepcionales con una alta biodiversidad de flora y fauna.
Las joyas geológicas de la Serranía no acaban en el Parque Natural. Por si fuera poco, en el entorno del Parque se sitúan más enclaves de relevancia geológica y paisajística de primer orden como la Hoz de Beteta, las Torcas de Lagunaseca, el Tormagal de Muela Pinilla, el Nacimiento del río Cuervo, la Serrezuela de Valsalobre o las Torcas de Palancares y Tierra Muerta, todos ellos declarados Monumento Natural.
Y otros lugares singulares como las hoces de Solán de Cabras, de Fuertescusa y de Tragavivos, las lagunas del Marquesado y del Tobar y un largo etcétera, que hacen de esta región, una de las más interesantes desde el punto de vista geológico de la Península Ibérica.