Éxito de la ruta de senderismo de la Diputación celebrada en Tobarra

Este domingo se ha celebrado la segunda de las rutas que la Diputación Provincial organiza dentro de la I Edición de Rutas de senderismo por la provincia de Albacete. Después de la anterior en Letur, le tocaba el turno a Tobarra. Entre Visigodos y Reservas Naturales, breves retazos de una villa, que han recorrido los participantes con gran interés.

Este es el relato que de la ruta hacen sus participantes, tras la experiencia vivida:

A las nueves de la mañana y con un sol espléndido, que nada tiene que ver con la fecha en la que nos encontramos, comenzamos desde la aldea de Aljubé, una de las seis pedanías que junto al núcleo principal conforman el municipio de Tobarra. A las afueras de esta pedanía seguimos un camino, entre almendros y vides, que nos llevará a un cerro cercano “La Muela”, donde nos encontramos primero con una cantera que, por sus características, fue utilizada durante siglos, y después con el Eremitorio Rupestre de Alborajico. Dicha construcción se encuentra enclavada en la ladera del paraje del que recibe su nombre. El conjunto rupestre de Alborajico se ubica cronológicamente entre los siglos IV y IX. Consta de tres naves y la mayor se considera que fue probablemente una iglesia hispano-visigoda.

Desde lo alto de este cerro se pueden contemplar excelentes vistas de las praderas que conforman los “Saladares de Cordovilla”, y nuestro destino final, Tobarra.

Continuamos por terrenos de cultivos hasta llegar a un pinar donde se encuentra “balsa hundía” donde hasta no hace muchos años había un importante nacimiento de agua, uno más de los muchos que existían, y que se almacenaba en una balsa a través de la cual se regaba una parte de la fértil vega de Tobarra. Ahora la modernización de regadíos ha secado el nacimiento. Lugar que se utilizaba como zona de recreo.

Muy cerca, podemos ver las grietas formadas por la falla de Pozohondo, la cual formo la microrreserva de la Laguna de Alboraj, que posee protección desde el año 2000, por su importancia al ser uno de los últimos humedales que se conservan al suroeste de la provincia de Albacete, es una laguna de origen karstico de unos 200 metros de diámetro y unos 6-7 metros de profundidad. Su nivel actual es muy bajo debido a la sequía persistente y al aumento de zonas de regadío que provocan la bajada del nivel freático de los acuíferos y reducen el aporte de agua que esta recibe, poniendo en peligro las especies que en ella viven, aun así sigue siendo un paraje de alto valor ecológico, por albergar comunidades de anátidas ( anade real y el porrón común), zancudas (garzas y garcetas), reptiles protegidos (galápago leproso), e innumerables especies de aves desde pequeños paseriformes ( carriceros, pinzones, collalbas, mitos, etc), hasta rapaces (gavilán, cernícalos).

Continuamos nuestro recorrido dirección a Tobarra, pasamos por debajo de la autovía y nos dirigiremos al pueblo para entrar por su cara sur, donde podremos contemplar monumentos como la Iglesia de la Purísima, reconvertida en Museo del Tambor y de la Semana Santa, edificio singular del S XVII. Conforme nos adentramos en el casco antiguo, vamos encontrando restos de la nobleza que un día residió en Tobarra, casas solariegas blasonadas de finales del siglo XVI y principios del XVII y XVIII con bellos balcones y artística rejería de forja, por entre los Arcos las ruinas del Convento Franciscano de San José de 1.608, recientemente restaurado destinado a ser el Museo permanente de la rica imaginería religiosa que desfila en Semana Santa, cuyos orígenes se remontan hacia mediados del S.XVI,

Seguimos la misma calle y llagamos al ayuntamiento, donde empieza la Plaza de España y desemboca en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (gótica, 1.546-1.616)

Desde aquí comenzamos una subida importante la “cuesta de correos” hasta llegar a al Santuario de Nuestra Señora de la Encarnación y Ermita del Cristo de la Antigua, joya de la arquitectura religiosa tobarreña, Declarado Bien de Interés Cultural en 1981 por el Ministerio de Cultura de España, edificado junto al antiguo castillo de origen árabe, del que sólo se conservan algunos restos.

Desde sus alrededores se pueden contemplar las vistas de la villa de Tobarra desde lo que un día fue una fortaleza árabe de época Almohade, de la que sólo se conservan restos de murallas de tapial y argamasa. Entre los testimonios materiales más significativos cabe destacar aquellos que la cultura popular ha denominado como “ojos del diablo” por su forma tan característica, y que presiden desde el punto más alto del cerro de la Encarnación las vistas al castizo barrio de San Roque el Viejo.

También desde este cerro, uno de los cuatro que cobija al pueblo, observamos el Reloj de la Villa de Tobarra, enclavado en lo alto de otro cerro y es un símbolo del pueblo, que durante casi todo el siglo XX ha marcado el ritmo de la vida de la población, sobre todo la huerta, marcando los tiempos del uso del agua.

Aquí, al igual que durante toda la ruta la “Asociación de Montaña y senderismo de Tobarra” que fenomenalmente nos ha guiado, iban dado cuenta y explicaciones de todos los lugares por donde pasábamos, cosa que es de agradecer.

Una ruta de más de 13 km en la que empleamos unas cuatro horas y media.

Desde aquí por el Camino Real, nos dirigiremos al paraje de “La Granja”, lugar en el que se encuentra el restaurante donde, muy merecido, disfrutamos de un fantástico arroz con conejo entre otras delicias.

La próxima ruta se celebrará en Alcaraz el día 8 de Noviembre. Será bajo el rótulo “Árboles singulares en Peñascosa y alto del Coronillas, el alto tres ríos” ruta que comenzara a las 9:00 horas en el paraje de Caballería, con una distancia de 18 km y de dificultad media.

El Digital de Albacete

Diario digital líder en Albacete con toda la información de la capital y provincia
Botón volver arriba