Salvador Perera

/Esther Sotoca/ Foto: Javi Romero/

Según la RAE ‘Salvador’ significa “que salva”. Se pueden salvar muchas cosas, desde una vida hasta una tarde de toros, y de todo se salvó en la plaza de Albacete. Lo hizo Salvador Perera, se llama Miguel Ángel, pero viendo su forma de pisar el ruedo, y la de sus compañeros, le podríamos llamar Salvador.  Albacete le quiere y siempre le espera, y a partir de esta tarde más, porque el fue el encargado de hacer de una tarde de tedio una tarde importante. Y lo hizo de esa manera con la que se ha ganado al público de Albacete, con torería y valor. Al final cortó dos orejas con un sabor agridulce pues no pudo salir por la puerta grande, ya que tuvo que pasar a la enfermería tras despachar al quinto. El tema de salvar las tardes se les olvidó a Finito de Córdoba y Alejandro Talavante, los dos pasaron sin más por la plaza de toros, de hecho la abandonaron entre pitos. Y es que el público no pretende que se saque de donde no hay, pero que por lo menos se intente. Los toros de Fuente Ymbro tampoco estuvieron destinados a salvar nada, muy deslucidos y mansos. Menos mal que estaba Salvador Perera…

Perera arrancó las orejas del quinto de la tarde, después de entender perfectamente al toro e inventarse la faena. Con el capote saludó con mucho gusto a la verónica, para luego hacer un gran quite por chicuelinas muy apretadas  y tafalleras. Brindó al público que tanto le quiere, demostrando que quería salvar la tarde. Empezó a hacerlo en los medios, citando de largo al toro con pases cambiados. Siguió con tres tandas con la diestra de muchísima clase, llevando al toro largo con el mando de mano baja. Rompió a los tendidos en ovaciones. La tarde estaba salvada y ya nadie se acordaba de lo anterior. El toro fue a menos, pero hay estaba la zuda de ‘El Salvador’ para dejar una serie de muy buenos naturales. Conciente de que el toro no iba a seguir el mismo camino, acortó terrenos, y sin mover el cuerpo se la jugó en una tanda de más de seis pases con cambio de mano. Ya solo quedaba rematar, y se tiró a matar o morir. El toro lo empitonó dandole una fuerte paliza. Entonces fue cuando un milagro lo salvó a él, pues no llevaba cornada, pero si una taleguilla rajada de arriba a abajo. De tal forma fue que tuvo que pasear las dos orejas en vaqueros. Lo hizo con el orgullo de un torero poderoso y salvador.

Antes de que saliera el segundo por chiqueros, la afición le brindó una cerrada ovación, reconociendo el buen momento que atraviesa y recordado las grandes faenas que nos dejó la pasada feria. El respondió con gran compromiso, queriendo devolver ese cariño, y lo hizo jugándose la vida con un toro muy peligroso que siempre fue con la cara alta y buscando al torero, de hecho le dio más de un susto a lo largo de la faena. El toro fue pitado y el escuchó palmas por el gran esfuerzo para hacer disfrutar a la plaza de Albacete.

Finito de Córdoba salió con la intención de dejar buen sabor de boca en el primero. El de Fuente Ymbro fue muy protestón y derrotó a la salida de cada pase. Aunque logró muletazos buenos con la diestra no se terminó de acoplar. Entró a matar tres veces fuera de la suerte y remató con un descabello. Escuchó pitos mientras que el toro fue ovacionado en el arrastre. En el cuarto no intentó ni cambiar el tono de la tarde, de hecho por el pitón izquierdo ni lo probó. También manseó y fue incómodo en las embestidas, pero se espera más de un torero con tantos años de profesión y con tanta clase en su tauromaquia. Volvió a repetir la forma de matar y fue pitado.

La historia de Talavante fue muy parecida. De salvar nada. No fue un toro fácil, se desplazó a media altura, sin entrega ni casta. Talavante viendo que había pocas opciones pronto se fue a por la espada. Lo mejor de este toro fueron los pares de Juan José Trujillo, que se desmonteró. Tras despacharlo, fue silenciado. Con el que cerraba plaza la tarde estaba salvada, pero no buscó engrandecerla. Tampoco fue un buen Fuente Ymbro y el extremeño se puso sin encontrarle las vueltas. Falló repetidamente con la espada, lo que provocó los pitos de los tendidos.

Hay tardes que por el poco juego de los toros son difíciles de levantar. Con una muleta no se pueden hacer milagros, pero sí intentarlo, y la historia puede cambiar. Hubo dos que aceptaron, otro que no. El último a base de pundonor emocionó al público y cambió de tono una aburrida tarde. Fue Miguel Ángel (Salvador) Perera.

Plaza de toros de Albacete. 11 de septiembre. 4ª de abono, Toros de Fuente Ymbro, bien presentados pero descastados, para:

Finito de Córdoba: pitos y silencio.

Miguel Ángel Perera: palmas y dos orejas.

Alejandro Talavante: silencio y pitos.

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