/Texto: Esther Sotoca / Foto: Javi Romero/
Los protagonistas indiscutibles de un festejo taurino son el toro y el torero, pero también hay otros elementos imprescindibles para asegurar que el desarrollo de la tarde sea exitoso. Uno de esas piezas clave es el alguacilillo, representante del presidente en el callejón y encargado de que se cumpla el reglamento durante la lidia. En Albacete tenemos la suerte de tener a Julio Flores, amante de los caballos y los toros, que durante 12 años ha desempeñado esta labor con una gran pasión. El alguacilillo albaceteño tiene que intervenir en diferentes situaciones, algunas de ellas complicadas, aunque reconoce que lo más bonito para él es poder entregar trofeos a estos héroes que se visten de luces.
Lo primero de todo, Julio, ¿cuál es el papel de un alguacilillo en la plaza de toros?
La labor del alguacilillo en una plaza de toros comienza aproximadamente una hora antes de que empiece el festejo preparando los caballos. Luego estoy pendiente de que 15 minutos antes de que empiece el festejo estén los toreros en la plaza, ya que según el reglamento tienen que estar con esa antelación. A partir de ahí, comienza el paseíllo y hacemos la pedida de llaves. Después dejamos los caballos y ya me meto en el callejón para velar que se cumplan las normas. Así, procuro que la gente que está acreditada esté cada uno en su sitio. También estamos pendientes de que no haya ninguna historia rara entre compañeros, porque alguna vez también he tenido que intervenir en una discusión de toreros u otras personas. Lo relacionado con la lidia es función del presidente pero yo por mi situación les puedo llamar la atención, ya que el presidente desde arriba no lo puede hacer. A partir de ahí, si el presidente otorga trofeos, los cortamos y se los entregamos al torero. Antes se los cortaba el puntillero, pero ahora lo hacemos los alguacilillos.
Los encargados de abrir una tarde de toros son los alguacilillos, que son los primeros que pisan el ruedo. ¿Qué representa este ritual?
Lo que se hace al inicio, comúnmente decimos “la pedida de llaves” se llama “despeje”. Eso viene de que antiguamente los festejos taurinos se celebraban en las plazas de los pueblos, entonces el alguacil salía, daba una vuelta a todo el alrededor de la plaza para despejarla y una vez hecho se acercaba a la autoridad, que normalmente era el alcalde, le decía “con su permiso está todo el ruedo despejado”, el alcalde le tiraba las llaves y ya con todo despejado se soltaban las reses.
Las plazas estaban hechas con carros, con maderas, cuatro paredes del pueblo y eso era el ruedo, entonces había que despejar todo aquello. En la actualidad, primero le pedimos permiso al presidente para ir a por los toreros y a por las cuadrillas. Vamos a por ellos, y cuando todos han saludado, nosotros cogemos las llaves, vamos y se las damos al torilero. Volvemos al presidente y le decimos “con su permiso”, y nos vamos dando el beneplácito para que comience el festejo.
Después del saludo que hace al presidente vuelven a por el paseíllo. Unas veces al ir a por ellos lo hacen alrededor del ruedo y otras por el centro. Expliquemos el por qué.
Cuando es corrida de toros, teóricamente se la da más importancia porque las reses y los astados son más grandes, entones antes se despejaba más minuciosamente por esta razón, y entonces se vuelve a por el paseíllo alrededor de las tablas. Cuando es novillada se hace todo a por el centro, vamos a saludar al presidente y volvemos a por el paseíllo por el centro.
Como nos explicabas una de tus funciones es dar toques de atención si algo no se está haciendo bien durante la lidia. ¿Por qué es por lo que más sueles intervenir en este sentido?
En el tercio de varas suele pasar. Cuando a algún picador se le viene el toro antes de llegar al lugar donde se pica, normalmente cuando sucede esto el picador se quiere volver por el camino más corto. Si es en el primer tercio sí se le autoriza. Sin embargo, si ha picado en el tendido 2 o en el 3, que es donde normalmente se hace, se tiene que ir obligatoriamente en el sentido contrario a las agujas del reloj. Algunas veces se lo saltan a la torera, y precisamente en esta feria se sancionó a un picador porque hizo caso omiso a mis indicaciones. También estoy pendiente de cuando entran a matar que no le den vueltas al toro, ni le den machetazos con el descabello o la espada en los costados. En este sentido sobre todo que no le den vueltas al toro y que si el toro cae sea por una muerte natural, no por tirarlo o marearlo para que caiga. Por otra parte, muchas ves los banderilleros entorpecen la labor de las mulillas si la petición de oreja no es fuerte, para dar más tiempo. Otra manera que tienen de hacerlo es dejando la espada puesta, ya que no pueden ponerse las cadenas para el arrastre con la espada o la puntilla puestas. En otras ocasiones, he intervenido. Suelo intervenir con algunos toreros que no tienen mucha clase y se encaran con el público y les pido que guarden las formas.
En algunas de tus intervenciones si no obedecen tus indicaciones pueden ser sancionados con una multa económica. ¿Hay muchas sanciones en la plaza de Albacete?
No hay muchas sanciones, pero ahora mismo recuerdo una que se hizo a un torero. Yo ahí intervine para que se pusiera una sanción más fuerte. Fue a un torero que provocó que le echasen al suelo al toro los banderilleros. Yo escuché como repetía constantemente “tíralo al suelo, tíralo al suelo”, entonces le bajaban el capote y el toro perdía las manos. El público se le echó encima al presidente para que el toro se lo devolvieran, pero lo único que tenía el animal era un poco de flojera, no tenía ningún defecto físico, entonces ese toro es apto para la lidia. El torero astutamente lo hizo así, y yo tuve que testificar que provocaron su cuadrilla y él la caída del toro. La sanción ascendió a 6.000 euros.
¿Cómo comenzó tu trayectoria como alguacilillo en la plaza de Albacete?
Hace 12 años que empecé a ejercer como alguacilillo. Yo toda la vida he montado a caballo, y toda la vida he vivido de él. Me llamaron Los Chopera, que se lo tengo que agradecer a Ángel Gómez. Lo hice el primer año y me gustó, y a partir de ahí he seguido. Siempre he sido aficionado a los toros, y me brindaron esta oportunidad y no la podía desaprovechar.
Hablemos de actualidad taurina. Como amante de los caballos, ¿cuál es el cartel ideal para Julio Flores de rejones?
Yo soy muy purista en el toreo a caballo. Si el cartel fuera contando de todas las épocas, me gustaría ver a Álvaro Domecq, Manuel Vidrié y Pablo Hermoso de Mendoza, porque es gente que ha hecho el rejoneo muy puro. De los actuales y un cartel que me gustaría para la próxima feria sería Pablo Hermoso de Mendoza, Sergio Galán, que hace las cosas muy serias, y el tercero podría ser Leonardo Hernández o alguno de estos chavales que están empezando. Esto sin menospreciar a Diego Ventura, Andy Cartagena y a todos los demás, pero ellos torean más de cara a la galería. Sin embargo, en el caso de Sergio Galán las dos faenas que hizo la última feria, eran muy difíciles y para los amantes del caballo son dos actuaciones para verlas en vídeo.
Digamos que en estos momentos hay dos bandos en el rejoneo, están los que prefieren a Pablo Hermoso de Mendoza, y por otra parte los que se decantan por Diego Ventura. Por tus palabras entiendo que tú eres del de Pablo.
Sí que soy de la parte de Pablo, porque él nunca se ha metido con Diego, pero sin embargo Diego siempre saca alguna puntilla de Hermoso de Mendoza. Además, todo lo que hace Diego, lo ha hecho antes Pablo, que fue el que rompió todos los moldes y terminó con las colleras, porque él concibe que el torero igual que los de a pie, por eso lo hemos visto torear aquí en Albacete con Manzanares, El Juli… Él le ha dado la categoría que merece el rejoneo, que va más allá de correr, clavar, seguir. Descararse hacia el público, subir el caballo al estribo, etc. Eso no es arte, el arte es darle los pechos del caballo al toro, clavar en el estribo y parar el toro lo mejor posible.
Y del toreo a pie, ¿qué cartel te gustaría ver en la próxima feria?
Me gusta mucho el arte, la clase y todo lo que desprende a su alrededor Morante de la Puebla. El segundo sería José María Manzanares, por ese gran poderío y empaque que tiene. Y el tercero sería Miguel Ángel Perera, porque tiene una muleta magistral, por su quietud y su gran poder.
Albacete es tierra de toreros, pero la crisis también les está afectando. ¿Cómo ves la situación del toreo en Albacete?
Ahora mismo tenemos de todo, pero nos falta una figura como fue Dámaso González o después Manuel Caballero. Parecía que Pinar podía romper por la gran temporada de su alternativa, pero esto está muy difícil. Diego Carretero es un chaval que me encanta, porque le he visto detalles, raza y ganas de ser torero. Le he visto colocación, mando y sobre todo mucho genio.
Después de tantos años en la plaza de Albacete ha visto numerosas faenas, ¿cuál tienes guardada en tu recuerdo como la mejor?
Me quedo con una tarde de José Miguel Arroyo ‘Joselito’. Es verdad que no ha estado muy bien cuando ha venido por Albacete, pero le vi una faena a un toro muy complicado de Arauz de Robles, que de hecho le dio un varetazo a él y otro a un banderillero, pero sin embargo lo sometió y le dio unos diez muletazos con la derecha y otros diez naturales muy buenos, de esos de pellizco, con el mérito de que era un toro muy peligroso.
Al igual que ha visto numerosos faenas, son muchos los toreros a los que le ha entregado trofeos. ¿Quién es al que más le ha emocionado dárselos?
Me gusta dárselos a todos porque el mero hecho de ponerte delante de un toro ya es muy complicado. Está el caso de Javier Perea, que ahora es banderillero, que tengo la suerte de habérselos dado de becerrista, de novillero y de matador de toros. También reconozco que tengo un especial cariño por Enrique Ponce porque es un gran profesional y es una suerte que ese hombre haya sido torero, cuando se retire nos daremos cuenta de lo que ha sido. De hecho, yo un día al entregarle los trofeos, le dije “gracias por ser torero”.
¿Cuál es la situación más dura que has vivido en una plaza de toros?
Esta última feria fue muy duro el día de la cornada a Filiberto, que me pilló a mí allí y lo tuve que coger. Cuando se te manchan los pantalones de sangre de un torero, se te ponen los pelos de punta.
Conoces a la perfección la plaza de Albacete, su feria taurina y su afición. ¿Cuál crees que es la clave de que goce de tan buena salud?
Es un cúmulo de cosas. Este año hemos visto unos grandes carteles, y es la tónica de todos los años. También creo que por el enclave de la plaza de toros de Albacete, a todo el mundo le gusta ir alguna tarde a los toros. Además de la tradición taurina, ya que más del 50% de la plaza es abonada.
Los toreros vienen a Albacete con una responsabilidad muy grande, porque el toro es de trapío. En Albacete da más miedo el público que el toro, porque no les puedes engañar, ya que hay mucho entendido. De hecho los toreros mediáticos en Albacete fracasan. El público de Albacete quiere el toro serio y que el torero vaya dando el pasito para delante, y cuando lo dan para atrás el público protesta.
