Foto: Javier Romero
La afición salió toreando por las calles por la gran tarde toros que se vivió. Perfecta conjunción entre cuatro toros bravos y dos figuras del toreo. El momento culmen llegó con el indulto de Miguel Ángel Perera al sexto de la tarde de la ganadería de Danil Ruiz. Gran emoción en el ruedo por el gran toro que se lidió y que se trasmitió a los tendidos que podieron insistentemente perdonar la vida al astado. No hay que olvidarse de la gran dimensión que también dio El Juli, que toreó a placer el segundo de la tarde. Tampoco de los cuatro toros de Daniel Ruiz por la bravura, raza y casta. Pablo Hermoso abandonó la plaza a pie con una oreja, y no todo son los trofeos, ya que la plaza pudo ver la elegancia de su toreo.
Desde que sonó el clarín a las seis anunciando el inicio de la corrida la tarde fue interesante, pero la apoteosis llegó en el sexto. En los primeros tercios de la lidia se intuía que el toro iba ser bueno, pero nadie esperaba tanto. Ahí estaba la muleta de Perera para permitirle al toro y pararle, en la siguiente tanda llegó la exigencia y el toro saco su buen fondo.
Embistió con gracia, humilló con largura y repitió con sin descanso. Tandas largas por ambos pitones, pero siempre midiendo la distancia y dándole tiempos al toro. El extremeño hizo la tauromaquia clásica de mano baja y muy templada.
Cuando cuadró al toro para entrar a matar el público no le dejó, el presidente tardó en tomar la decisión, pero finalmente sacó el pañuelo naranja que le permite al toro volver a la ganadería de Daniel Ruiz, ahora en calidad de semental.
Perera también tuvo una seria actuación en el tercero de la tarde. El toro fue protestón pero se desplazó y repitió con gran trasmisión. Perera lo entendió perfectamente y le exigió con la muleta baja. Pinchazo y estocada. Oreja. Se desmonteraron en este astado Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero.
El Juli volvió a demostrar el poderío de su tauromaquia, sobre todo en el quinto, al que toreo al natural sin poder bajar más la mano. Las tandas fueron largas y siempre enganchando desde delante hasta el final, a lo que el toro también respondió con la cara siempre metida en la muleta. El madrileño exprimió al de Daniel Ruiz con mando y temple. Se le concedió una oreja después de matarlo de una estocada, pero si no llega a pinchar y el toro hubiera caído antes, posiblemente hubiera conseguido el doble trofeo.
En su primero también consiguió un apéndice. La consiguió por una faena de figura a un bravo toro pero con muchas teclas que tocar. Siempre tenía que dejarle la muleta en la cara ya que el toro se quedaba corto y reponía pronto después de cada muletazo. Finalmente el torero se hizo con el y fueron muy importantes las series por el pitón derecho.
Pablo Hermoso de Mendoza cortó la oreja en el cuarto de la tarde. De nuevo hizo gala de la excepcional doma de su cuadra y la faena caló en los tendidos, sobre todo a lomos de “Disparate” en las banderillas cortas. El de Hermanos San Pedro fue a menos, pero el jinete mantuvo la emoción hasta el final de la faena. El certero rejón de muerte le valió un trofeo.
El que abría plaza fue un toro soso al que le costó desplazarse. Hermoso de Mendoza tuvo que pisar terrenos muy difíciles para que el astado respondiera. Destacaron las banderillas con “Viriato”.
En definitiva, se puede decir que la que más ganó con esta corrida fue la Fiesta porque son de las que hacen afición.
Plaza de toros de Albacete, 10 de septiembre. Tercera de abono. Lleno. Dos toros de San Pedro para rejones y cuatro de Daniel Ruiz, indultado el sexto, para la lidia a pie:
Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y oreja.
Julián López ‘El Juli’: oreja y oreja.
Miguel Ángel Perera: oreja y dos orejas simbólicas.