/Nacho López/Fotos: Javi Romero/
La corrida de Asprona ha permitido a Enrique Ponce y Roca Rey salir a hombros de la Plaza de Toros de Albacete. El carácter benéfico del festejo no llevó al albero el ganado con el trapío y la seriedad que merece el coso de nuestra capital. Ponce cortó dos orejas al cuarto, Cayetano una al quinto y Roca Rey, dos al tercero.
Abrió plaza Enrique Ponce dando lidia a Tatuado, marcado con el número 30 en los costados, nacido en febrero de 2013, negro de capa, con 480 kilos de peso y perteneciente a la ganadería de Daniel Martínez como todo el encierro, un toro anovillado y que aunque algo bizco de astas, presentaba unas defensas aceptables para el rigor de la Plaza de Toros de Albacete a pesar de su corto gramaje.
Desde el comienzo de la faena de muleta Enrique Ponce lo embebió en la franela y ya en los lances de recibo consiguió arrancar los aplausos de un público que prácticamente llenó el coso albaceteño cubriendo más de tres cuartos del aforo.
El de Chiva desarrolló prácticamente toda su faena delante de los terrenos del tendido diez y sacó al astado la nobleza que llevaba en su sangre y todos los lances que sus, por momentos, escasas fuerzas le permitieron tomar.
Muerto el toro tras una honda pero trasera estocada y dos golpes de verduguillo, Enrique Ponce se quedó sin trofeos en el primero de la tarde aunque la afición le obligó a salir al tercio para recibir una sonora ovación.
Templador fue el segundo toro de la tarde, un morlaco negro de 491 kilos de peso, marcado con el número 13 en los costillares y nacido en febrero de 2013. Cayetano recibió en muy torero con el capote al de Daniel Martínez y tras unos sensacionales lances arrancó de nuevo las ovaciones de un público que primero se entregó por ASPRONA acudiendo a los tendidos y que estaba también entregado a los toreros.
Cayetano brindó el toro al público y su decisión fue recibida por un mayoritario aplauso y algunos pitos que solo necesitaron que el hijo de Paquirri se quitara las manoletinas e hincara sus rodillas en el suelo para dar la primera tanda de muletazos, para tornarse en aplausos al mismo tiempo que los acordes de la banda de música comenzaban a sonar.
Cayetano intentó desarrollar toda la faena de muleta en los medios y ahí, donde las faenas se hacen más importantes, el diestro sometió al noblón de Daniel Martínez e hiló unas tandas que conectaron con los tendidos pero que no se vieron premiadas con trofeos al errar con los aceros. Al igual que Ponce en el primero, Cayetano necesitó una estocada y dos descabellos para librarse de su oponente y se quedó sin trofeos aunque también saludó desde el tercio.
Jardinero fue el primero del lote de Roca Rey y el que sirvió al diestro peruano para debutar en nuestra plaza después de dos ocasiones fallidas anteriores en las que no pudo pisar el albero alnaceteño al estar convaleciente de sendas cornadas.
Herrado con el número 9, de 491 kilos de peso, castaño de capa y nacido en febrero de 2013, Jardinero tomó con nobleza los engaños en el capote y el diestro peruano ya dejó la primera impronta del gran torero que lleva dentro a pesar de su cortísima edad.
Tras el tercio de varas llegó el momento del quite y Roca Rey volvió a demostrar su buen hacer con el capote y volvió a hacer sonar las palmas en el coso de la Calle de la Feria. Ya con la muleta, el peruano fijó los pies al albero e hizo vibrar al público con un toro que tomaba bien la franela por el pitón derecho pero que llevaba muchísimo peligro por el izquierdo al quedarse corto y no terminar de manera limpia la embestida.
Con muletazos sumamente lentos que parecía que se paraba el tiempo, Roca Rey fue trenzando muletazos y demostrando como en el poder a poder siempre fue superior al astado. La gente se levantó de sus asientos con la faena del de Perú, quien con una certera estocada despachó a su oponente al mismo tiempo que desorejaba al de Daniel Martínez después de la atronadora petición del respetable.
Componente fue el cuarto toro de la tarde, segundo del lote de Enrique Ponce, colorado de capa, marcado con el número 18 en los costados, nacido en octubre de 2012 y con 490 kilos de peso, algo escaso de fuerza que ya rodó por el suelo cuando el valenciano lo recibió con el capote.
Durante los tercios de varas y banderillas los defectos del de Daniel Martínez fueron a más y aunque Ponce lo intentó tras brindar la muerte del toro al público, la falta de fuerzas privó al de Chiva de poder haber realizado la faena que a él le hubiera gustado.
Siempre con la muleta a media altura, Enrique Ponce fue tirando de veteranía y de su gran conocimiento de los astados para mimándolo y cuidándolo, mantener en pie a Componente y sacar la nobleza que el astado llevaba en su ADN a pesar de la escasez de fuerza.
Nuevamente en los terrenos del 10, Ponce se metió al público en el bolsillo con su entrega y el respetable le reconoció su esfuerzo con una gran ovación mientras cambiaba el estoque simulado por el de acero.
Muerto el astado casi sin puntilla tras un estoconazo hasta la bola, el respetable plagó el tendido de pañuelos y pidió con fuerza las dos orejas que Don Joaquín Coy acabó concediendo finalmente a Enrique Ponce tras sopesarlo detenidamente y por momentos, parecer que lo dejaría solo una.
También de nombre Componente fue el quinto de la tarde, un toro negro de 488 kilos de peso, herrado con el número 7 en los costillares y nacido en marzo de 2013. Flojo de fuerza desde que asomó por la puerta de chiqueros demostró mansedumbre en los tercios de varas y banderillas y no invitaba a un exceso de optimismo cuando Cayetano agarró los trastos para comenzar la faena de muleta.
Brindado el astado a los miembros de Asprona, Cayetano se lo llevó a los medios y trató de sacar un jugo que el animal parecía no tener como sí lo hicieron sus hermanos de encierro. Falto también de fuerza y transmisión, el de Daniel Martínez no permitió el lucimiento de un Cayetano que lo intentó de todas las maneras posibles pero que no encontró buen fondo en su oponente.
Voluntarioso el diestro y con la muleta a media altura para que el toro no doblase los cuartos delanteros en la embestida, Cayetano siempre estuvo por encima del morlaco y lo despachó de una certera estocada que le valió para cortar una merecida oreja tras haberlo intentado todo y haber estado efectivo con el acero.
