La tarde de Rubén Pinar

/Esther Sotoca/ Foto: Javi Romero/

Muchos motivos pueden hacer un día especial. Pero los días también pueden ser especiales por motivos anteriores. El día para Rubén Pinar era especial por circunstancias del pasado Sufrió un grave accidente en diciembre del que la recuperación fue dura. Después la temporada no ha terminado de salir como esperaba. Y por último se anunciaba en Albacete con la corrida de Victorino. La tarde fue suya, por la gran faena que hizo al tercero, por lo poderoso que fue con el sexto y por la capacidad de superar todo lo anterior y no dejar ver ni un ápice de inseguridad. No fue ni la  de Ferrera ni la de Cataño que no terminaron de romper en el coso albaceteño. Solo fue la tarde algunos “victorinos” en el día de su regreso tras 18 años de ausencia del abono albaceteño, sobre todo del tercero, que mostraron un gran abanico del comportamiento de este encaste, ninguno fue igual.

El público consciente de que la tarde era  de Rubén Pinar le brindó una ovación antes de que saltara al ruedo el tercero. Era el ánimo de su afición para que fuera un día especial. Lo toreó bien en el saludo con el capote a la verónica (raro ver a estos toros con la capa) y también con delantales en el quite. Fue un buen toro con mucho recorrido y que metió la cara en los muletazos. Tuvo prontitud para responder a la muleta mandona de Pinar. Una muleta muy capaz. La gran virtud de la faena del albaceteño fue la colocación y la firmeza con el percal arrastrando por la arena en largos muletazos. Buenas series por ambos pitones, pero al natural fue cuando los tendidos se rompieron en “olés”. Una pena que el estoque cayera bajo, porque pudo pasear dos trofeos que se quedaron en uno. Aun quedaba otro toro para él, pero la tarde casi era suya.

Lo terminó de ser en el sexto. El de Victorino no fue propicio para que Pinar mostrar su concepto del toreo, pero sí su valor y su poder. Fue un toro peligroso, que repuso siempre buscando los tobillos del torero. Había una pelea que ganó el espada con poder y firmeza, jugándose el tipo de verdad. Pinchó antes de la estocada, lo que le privó de pasear una oreja, aunque hubo bastante petición en los tendidos, por lo que dio una vuelta al ruedo. Sin embargo, con o sin puerta grande, la tarde fue suya.

También lo una gran tarde para la cuadrilla de Castaño que emocionaron a los tendidos en los dos tercios de banderilla. En el quinto Tito Sandoval dejó un gran puyazo con el toro viniéndose de largo. Marco Galán lo bregó con clase sin dar ni un capotazo de más. Y para David Adalid y Fernando Sánchez, que se desmonteraron en los dos toros, sonó la música en un tercio de banderillas de mucha clase, gusto y torería.

Otra historia fue para su matador. Es verdad que podría haber mejorado su tarde en el segundo, ya que si no llega a fallar con la espada  hubiera cortado una oreja. Al de Victorino le faltó un punto de empuje para que la faena terminara de coger vuelo, y aunque humilló al inicio de los muletazos salió con la cara suelta. Castaño estuvo en su sitio dejando muletazos sueltos que sí gustaron al personal. Escuchó una ovación tras despacharlo. El quinto fue más complicado, un toro que se fue acabando y la faena también fue bajando. Lo intentó aunque faltó más exigencia. Volvió a fallar con los aceros. Saludó una ovación entre división de opiniones, demostración de que no fue su tarde en Albacete.

Como tampoco la fue de Antonio Ferrera que escuchó dos silencios. En el primero protagonizó un buen tercio de banderillas, pero con la muleta tuvo pocas opciones, ya que fue un Victorino muy parado y peligroso. Poco podía hacer el extremeño. Falló con la espada y escuchó silencio. Con el cuarto no se terminó de acoplar por el pitón derecho, peor sí lo hizo por el izquierdo, dejando series de nivel muy alto al natural. Volvió a pinchar y el resultado fue el mismo.

Hay tardes y tardes, para Ferrera y Castaño la de Albacete no pasará a la historia. Rubén Pinar seguro que sí la guardará siempre en su memoria. Era su tarde, y podía haber sido mejor o peor. La moneda cayó de cara por la capacidad de superación, por el pundonor torero, por lo poderoso que es… Y porque era consciente de que la tarde era suya.

Plaza de toros de Albacete. 13 de septiembre. Sexta de abono. Tres cuartos de entrada. Toros de Victorino Martín, bien presentados en líneas generales y de variado juego, para:
Antonio Ferrera: silencio y silencio.
Javier Castaño: ovación y división de opiniones.
Rubén Pinar: oreja y vuelta al ruedo.

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