La zapatería ‘A. Martínez’ lleva más de medio siglo funcionando en el barrio del Pilar de Albacete. Al frente de ella está Paco Martínez, un zapatero aficionado a los toros que ha convertido su zapatería en un pequeño museo taurino.
Su padre abrió una zapatería en el barrio del Pilar hace 68 años, y desde que era un crío empezó a ayudarle. Paco Martínez nos cuenta que “la zapatería abrió sus puertas en 1956. Al principio estaba en otro local en la avenida Arquitecto Julio Carrilero, también en el barrio del Pilar. Era un local pequeño, y, por aquel entonces, todo alrededor eran casa bajas y huertas. Luego fue creciendo el barrio, y 15 años después, en 1971, se mudó al local donde está ahora, en la calle Granada. En esa época yo tenía solo 1 año, pero a medida que fui creciendo me fue gustando el oficio de zapatero. Me gustaba pasarme por allí y verle trabajar, e incluso ayudarle en épocas de vacaciones del colegio. De este modo, poco a poco fui aprendiendo, hasta que en 1991 comencé oficialmente a trabajar en la zapatería. Primero estuve 10 años trabajando con mi padre, hasta que se jubiló en 2001, momento en el que me quedé al frente del negocio. Desde entonces, en estos 33 años de trabajo, he arreglado millones de zapatos y he dado muchos martillazos”.
Un pequeño museo taurino
Paco Martínez es muy aficionado a los toros, y su zapatería es muy peculiar, con mucha solera y esencia, y llena de fotos y auténticas reliquias taurinas. “Los toros me han gustado desde siempre. A mi padre también le gustaban mucho, aunque no tanto como a mí, que me he convertido en un verdadero friki de los toros. En los últimos años que estuve trabajando junto a mi padre, fui poniendo alguna foto de vez en cuando, pero se me fue de las manos en el momento que se jubiló y me quedé solo. Poco a poco, la zapatería se fue convirtiendo en un pequeño museo. He ido mezclando mi afición por los toros, que es el ambiente que me gusta, con mi oficio de zapatero, y la verdad es que me siento como en casa. Tengo ya mi clientela hecha, y muchos de ellos son también aficionados a los toros. De vez en cuando hay gente que se asoma y me pregunta que si pueden entrar a mirar y a hacerse fotos, y para mí es un halago. También me dicen mucho que les recuerda al restaurante ‘El Callejón’, pero aquí las tapas que pongo son otras”, indica.
La zapatería está decorada con fotos y utensilios relacionados con el mundo del toro, a los que “les tengo mucho el cariño. Si tuviera que destacar algo, destacaría las fotos que tengo junto a maestros antiguos, de los años 50 y 60. Tengo fotos con Santiago Martín ‘El Viti’, con el maestro ‘Pedrés’, con Curro Vázquez, o con El niño de la Capea. También tengo objetos, como una muleta de José María Manzanares, otra muleta firmada por José Tomás, estaquilladores de José Tomás, Curro Romero, Sergio Serrano, o Sergio Martínez. Además, tengo unas zapatillas de José Tomás, una cabeza de un toro disecado con el que salió a hombros Sergio Martínez en Albacete, el testuz de un toro de la última tarde de Manuel Caballero el día de su despedida en Albacete, una chaquetilla de ‘bebe chico’, que fue tío carnal de Manolete, la primera oreja que corto Sergio Martínez en una corrida nocturna en Albacete, o unas medias de Morante de la Puebla. En definitiva, cosillas que para mí son un verdadero tesoro”, reconoce.
Una zapatería frecuentada por toreros
La zapatería es un lugar donde se respira el ambiente taurino, y por la que pasa mucha gente relacionada con el mundo de los toros. “Tenemos algunos lazos familiares con Sergio Martínez, un torero de Albacete al que seguí prácticamente a todos los lugares donde toreó en los años que estuvo en activo. Por otro lado, me gusta mucho ir a las plazas a ver toros, y por eso he ido consiguiendo todos estos recuerdos. Por la zapatería vienen muchos toreros, y de Albacete prácticamente todos, y con algunos de ellos tengo mucha amistad. Me traen cosas para arreglar, como las zapatillas de torear, las botas camperas, las fundas de los estoques, o los maletines donde guardan los capotes. Cuando los toreros vienen por la zapatería me hace mucha ilusión. Es una profesión que admiro tanto, que cuando entra algún torero por la puerta me entra como un cosquilleo en la barriga. También trabajo con muchas cuadras de Albacete, reparando todo lo que tiene que ver con las sillas de montar de los picadores y rejoneadores. En definitiva, todo lo que tiene que ver con el mundo de los toros, y está relacionado con el cuero. En realidad, es una tarea difícil, porque hay que coser todo a mano, y ya no quedan casi zapateros que cosan a mano. Yo creo que junto a Navarro, tengo la zapatería más antigua de Albacete”, revela.
Como buen aficionado a los toros, Paco Martínez tiene a sus toreros de cabecera, pero sobre todo se considera un verdadero fan de Manolete. “Por edad, evidentemente no lo vi torear en directo, pero admiro tanto su figura que siento un pellizco en el estómago cada vez que veo una imagen suya. Tengo miles de libros de toros, y la mayoría son de Manolete. Dicen que ‘el mayor aficionado a los toros, es al que más toreros le cogen en la cabeza’, y yo me considero un buen aficionado. En la actualidad me encanta Morante de la Puebla, Juan Ortega, Pablo Aguado, o Sebastián Castella, que está en un momento excepcional. Luego hay toreros de la tierra que considero que deberían estar más arriba, como Sergio Serrano o Rubén Pinar, porque se lo han ganado cada tarde en la plaza. Ahora estoy muy ilusionado con José Fernando Molina, y con el novillero Alejandro Peñaranda, que está a punto de tomar la alternativa. Ellos son la sabía nueva que le hace falta ahora mismo al mundo de los toros”, apunta.
Un oficio en peligro de extinción
El de zapatero es un oficio en peligro de extinción, porque “tiende a perderse. Ha cambiado el sistema de vida, y el sistema de calzado. Ahora la gente prefiere gastarse menos dinero, y tener muchos pares de zapatos de mediana o baja calidad, en lugar de gastarse un poco más y tener unos zapatos buenos. De este modo, los usan y los tiran, en vez de repararlos como se hacía antes. Encima, las nuevas generaciones no quieren seguir con el oficio. En mi caso, mi hija, que tiene 16 años, está estudiando magisterio porque quiere ser maestra, y yo la apoyo en todo lo quiera hacer. Mi padre nos sacó adelante a mí y a mis dos hermanas, nunca nos ha faltado de nada, y nos dio la opción de estudiar. A mí nunca me gusto estudiar, me puse enseguida a trabajar cuando era muy joven, y al final he acabado haciendo lo que me gusta, y lo que sé hacer desde pequeño”, concluye. La zapatería de Paco Martínez es un negocio de los de toda la vida, con ese olor inconfundible a cuero curtido, a trabajo manual, y sabor taurino.