OPINIÓN | Kabchi descendidos

Esta columna de opinión es, sin duda, la que nunca quería escribir, pero no puedo dejar pasar por alto la oportunidad de poner negro sobre blanco lo que a mi juicio llevará al Albacete Balompié a ser de manera inminente equipo de Segunda División B.

Con el alma por los suelos tras ver a Álvaro Jimenez errar de manera pueril un penalti ante el Lugo que nos podía dar algo de esperanza, por aquello de que es lo último que se pierde, todos los sentimientos de rechazo se dirigieron contra el jugador del Alba, pero que el árbol no les permita dejar de ver el bosque. 

Está claro que Jiménez falló el penalti, que lo tiró con menos maldad e intención que un alevín, pero su fallo tan solo confirmó algo que era cuestión de tiempo que se materializara, y es que el Albacete Balompié dejara la Segunda División y volviera a la categoría de bronce del fútbol español, que la llamen como la llamen, es aquella que no es profesional y que está alejada de los mejores equipos de nuestro fútbol. Póngale el título pomposo de Primera División de la RFEF o la Champions League de la Punta del Parque… la Segunda B de toda la vida.

Cuando me refería a no ver el bosque me refiero al de las responsabilidades que tiene la propiedad del Albacete Balompié, la familia Kabchi, que han sembrado un cúmulo de errores que ha llevado al club al descenso. Bajo mi punto de vista este Albacete Balompié ha muerto ahogado en el éxito de la primera temporada de Skyline, en la que un buen proyecto creado por Nico Rodríguez casi nos lleva a Primera División. Pasaba por ahí Mauro Pérez, quien quiso atribuirse parte del mérito y al que venía bien atribuírselo por parte de la directiva, era barato y levantaba poco la voz contra la propiedad, por lo que era el Director Deportivo ideal para Skyline una vez Nico puso rumbo a Primera División.

Tras esta temporada llegó otra totalmente distinta, en la que de milagro, de penalti y en el último partido en Cádiz salvó la categoría el Alba, algo que debería haber hecho al club trabajar intensamente en un giro radical de la plantilla que no podía estar comandada por el mismo Director Deportivo que casi nos desciende… pero los Kabchi decidieron que siguiera y siguió.

Entonces el Alba hablaba de construir un equipo sólido pero anunciaban llegadas, con todos los respetos, de jugadores de Segunda B y otros de calidad  y desempeño cuestionable con los que querían vendernos la moto de que la salvación era una empresa asequible, nada más lejos de la realidad. Un equipo limitadísimo, con una defensa de chiste, un centro del campo sin ideas y una dupla en la delantera tan bien pagada como poco efectiva hacían saltar todas las alarmas.

Así llegamos al mercado de invierno, pero entonces el equipo enganchó una racha positiva que sirvió de excusa para que Skyline se gastara 4 duros en pintar las paredes, pero no arregló la rotura de la tubería que había tras ellas, por lo que a cenicienta se le transformó pronto la carroza en calabaza y el espejismo de las victorias concluyó repentinamente.

Tras esto, lo demás lo saben ustedes, arrastrarse por los campos de España con algo de esperanza fruto de lo mal que está la categoría en la parte baja. Con estos puntos en otra temporada estaríamos descendidos antes que quitaran las luces de Navidad de la calle Ancha. 

Todo esto no sería criticable en cualquier empresa, ya que empresarialmente hablando el éxito o el fracaso de la inversión es responsabilidad y afecta solo a sus socios y trabajadores, pero aquí lo malo es que hay miles de aficionados, que como muchas familias, han visto morir a su Alba sin poder ir a despedirlo.

Empresarialmente, en mi opinión, Skyline lo ha hecho horrible. Ha comprado un club en segunda, se ha gastado un “pastizal” y ahora lo tiene en Segunda B y habiendo perdido su mayor fuente de ingresos, las televisiones. Pero es su dinero, ellos verán que responsabilidades quieren asumir.  

Por el camino queda ahora una afición triste, que ve como su Alba se va a Segunda B y ni siquiera han tenido el “derecho al pataleo” en el campo. Alguna pañolada y pitada se deberían haber llevado en el palco, pero la pandemia los ha librado del juicio en plaza pública.

Dicho esto, la próxima temporada, si lo permiten, seguiré renovando mi abono y viendo a mi Alba con el deseo de volver algún día al lugar que ahora abandonamos. Pero uno no es más del Alba por aplaudir todo y no criticar nada, así que ahora, que la suerte está echada, debía compartir con vosotros lo que en mi opinión creo que ha sido un fallo clamoroso en la dirección del club.

¡Aúpa Alba!

Javier Romero

Director de El Digital de Albacete

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