/Sandra Manzanares/
La caja que transporta al Cristo del Sahúco es la “auténtica” seña de identidad que hace de esta imagen todo un referente entre las tradiciones más insólitas del mundo. Un arcón que lleva nada más y nada menos que 31 años siendo portado por los andarines, y que ya necesitaba de una restauración.
Un proceso al que, como nos explica el Santero Mayor del Cristo, José Ángel Ruiz, se le ha dedicado aproximadamente un mes de trabajo pues el material estaba “bastante deteriorado”, precisando de tratamientos de lacas y barniz, con la incorporación de diversas piezas de orfebrería, cambio de cristales, y el refuerzo del chasis, tapizando además la caja tanto por dentro como por fuera.
Los artífices del proceso de restauración lo han hecho de manera totalmente altruista, encargándose Juan Roda del tratamiento de la madera; mientras que el artesano Francisco Gromada ha sido el responsable del tapizado a mano; y un grupo de señoras, guiadas por Pilar Simarro, quienes han realizado las piezas de orfebrería incorporadas a la caja. Ahora sí. Todo está preparado para el 5 de junio, día en el que Cristo del Sahúco será trasladado a las Peñas de San Pedro desde su aldea. Así, a las 17:00 horas tendrá lugar en la ermita una misa de despedida a la imagen y a las 18:30 horas está previsto que comience la carrera, llegando el Cristo sobre las 20:00 a las Peñas.
Historia del traslado
Según detalla Ruiz, los primeros datos documentales del traslado del Cristo del Sahúco en una caja se remontan a 1.878, formalizándose la carrera como hoy la conocemos en 1.888. En un inicio, el Cristo era trasportado caminando, y no corriendo, en una caja de madera, totalmente cerrada y de tonalidad oscura, por la que solo salía la parte final de la cruz. Casi 100 años de vida tuvo este primer soporte, que fue utilizado hasta 1.969, y que protegió al Santo emparedado tras una pared en la Guerra Civil. Una vez finalizado el conflicto, la imagen sufrió intentos de destrucción, pero, cuenta la leyenda, que, en sendas ocasiones, los artífices de la idea, rectificaron, pues la apariencia del Cristo no era la de una figura de madera, si no la de un hombre de carne y hueso.
Con la retirada de esta primera caja, a principios de los años 70 se elaboró otra, esta vez de aluminio, a la que se le incorporó una pequeña ventanilla en forma de rombo, siendo de tonalidad blanca y, que curiosamente también tapizó Francisco Gromada. Arcón que fue sustituido a pocos años de su confección por ser “exageradamente pesado” e incómodo para los andarines durante la carrera, señala el Santero Mayor del Cristo.
Finalmente, en 1.986 se realizó la actual caja de transporte, que ha sido recientemente restaurada y que se espera que acompañe al Cristo, al menos otras tres décadas. Cabe destacar que todo aquel que quiera, puede visitar las cajas anteriores en el Museo Parroquial, unos arcones que forman parte de la historia de la venerada imagen del Cristo del Sahúco.