Muchas veces se dice que en Estados Unidos convive lo mejor y lo peor, lo más liberal y lo más reaccionario, y quizás sea cierto porque en un país tan enorme y plural parece haber sitio para todo. La última noticia favorece a los amantes de las semillas dinafem, los vaporizadores y consumidores de marihuana en general, bien sea en su versión recreativa o medicinal. Recientemente, Oregón, con fuerte tradición progresista, se ha sumado a los territorios que ya han legalizado esta sustancia: Washington, Colorado y Alaska. Esta legalización de posesión, cultivo y venta de marihuana fue votada por los habitantes del estado, que esta vez se impusieron a los detractores en un 56%. Uno de los argumentos que se suelen esgrimir para continuar con la prohibición de esta droga es su peligrosidad, pero lo cierto es que en todos los territorios en los que se ha legalizado esta sustancia se ha hecho por votación popular, algo que habla bastante de la información que reciben sus ciudadanos y de la propia experiencia de esta legalización que, evidentemente, tiene sus restricciones: en el caso de Oregón, solo los mayores de 21 años podrán poseer hasta ocho onzas (227 gramos) de flores secas que deben ser fumadas en espacios privados y podrán cultivarse hasta 4 plantas para uso personal. Estas normas son mucho más extremas que las que todavía están vigentes con el tabaco y el alcohol, sustancias que han demostrado con creces sus efectos nocivos. Además, algunas investigaciones de prestigiosas universidades han demostrado que el consumo de cannabis incluso disminuye entre los más jóvenes con la legalización, y en pocos casos supone el primer paso hacia drogas más duras. Estas constataciones, y que cada vez más países decidan sacar de esa tierra de nadie a la marihuana, hacen que se respire un aire de novedad que parece más beneficioso que perjudicial.
