El calor de un hogar para cientos de niños que buscan cariño

/Sandra Manzanares/

Cientos de menores viven su día a día en Centros de Acogida por circunstancias relacionadas con incompatibilidades de permanencia en su propia familia de origen. Una situación que en muchos niños desemboca en “falta de cariño” y cierta tristeza, para lo cual existe el acogimiento familiar, que permite a familias dar “protección” a estos pequeños y contribuir a que los pequeños crezcan en un ambiente cálido.

Solo en la provincia de Albacete la Junta de Comunidades da cobertura a 145 menores en acogimiento familiar, nada más y nada menos que una cuarta parte del total de los 575 menores acogidos en la región, pero todavía se “necesitan familias de acogida”, por lo que se ha puesto en marcha una campaña, bajo el lema ‘Porque si lo piensas, acoger es lo tuyo’, que plantea como objetivo incrementar el número de familias acogedoras.

Familias como la de Eva María Atienzar, de Chinchilla, que desde hace seis años ofrece su hogar y su cariño a los niños. En concreto, a seis en todo este tiempo; de los cuales dos ya han sido dados en adopción y dos han vuelto con su familia biológica. Actualmente Eva tiene en casa a dos pequeñas, una de ellas que llegó siendo una recién nacida y hoy tiene cuatro años, y otra niña con cinco años, que está con ella desde que tenía dos años.

FAMILIA DE ACOGIDA. EVA Y LOS HIJOS

Como nos cuenta Eva, un día se topó con un cartel que solicitaba con urgencia familias de acogida, algo que le hizo pensar en que podía ofrecer su ayuda y así lo hizo. Tanto ella como su marido y sus dos hijos obtuvieron la idoneidad de la familia, después de hacer un curso y obtener el visto bueno de los psicólogos. Después de estos años, Eva confiesa que su vida ha cambiado para bien, igual que la de los pequeños que llegan “apenados y con falta de cariño”, y mientras están en casa se produce un cambio, regalando alegría.

Más tarde llega el momento de la separación, pero lejos de afrontarlo de manera traumática, Eva afirma que es un punto de felicidad, pues “hemos ayudado a ese niño y sabemos que va a un sitio donde le quieren” o bien volviendo con su familia biológica, que ha recuperado el bienestar o a través de la adopción de una familia, que desea la tutela de esos niños.  A partir de ahí, esta madre de acogida nos cuenta que mantiene el contacto con todos los niños, con los que, sin duda, se crean lazos afectivos.

Finalmente, Eva ha querido aprovechar la ocasión para recomendar la experiencia “con los ojos cerrados”, pues esta experiencia “te cambia como persona” y, sobre todo, hace que los niños tengan esa tranquilidad y alegría que les falta.

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