ESPECIAL DÍA MUNDIAL DEL AGUA | Ecologistas en Acción advierte de que “se está creando un problema muy grave” de futuro de abastecimiento de agua en Albacete

/Sandra Manzanares/

El futuro abastecimiento de agua en nuestra provincia podría peligrar de continuar la situación de sequía que asola La Mancha desde hace años, consecuencia del cambio climático, de un “excesivo e insostenible” consumo de agua destinado a la agricultura, de la contaminación de los acuíferos o de la “inexistente” depuración de aguas residuales, que además, provoca la pérdida de los ecosistemas naturales, exponen desde Ecologistas en Acción.

El norte y oeste de la provincia de Albacete, concretamente el territorio de la Confederación Hidrográfica del Júcar, vive una “mala” situación, pues los acuíferos de La Mancha oriental “están sobreexplotados por usos agrícolas y contaminados por la agricultura intensiva”, señala el portavoz de Ecologistas en Acción en nuestra ciudad, Jose Julio del Olmo, quien remarca que anualmente se consumen para estos fines en torno a 400 hectómetros cúbicos de agua, mientras que la ciudad de Albacete necesita 12 hectómetros cúbicos anuales para usos urbanos. Es decir, el 91% del consumo de agua se destina a la agricultura, un 8% a uso doméstico y el resto a industrial.

Puntualizando que desde Ecologistas en Acción “no están en contra de los regadíos”, manifiestan que en la provincia se deberían desarrollar cultivos que sean “apropiados” para nuestro clima, y evitar así este gasto de agua. Un 23% de la superficie agraria de Albacete se destina a regadíos, ocupando el lugar del maíz, el cereal o la alfalfa; la vid. “La vid era un cultivo de secano, que se ha trasformado en un cultivo de regadío para tener mayores cosechas y rendimientos”, explica del Olmo.

Si bien es cierto que el agricultor incrementa su cosecha, y por ende, la cantidad de uva, esta realidad constituye a su vez “una caída de precios bestial” debido al aumento de la producción, lo que, finalmente “no supone una mejora para el agricultor”. Lo mismo ocurre con la almendra, tradicionalmente cultivo leñoso que se incorpora al regadío. “En un futuro, la situación va a seguir empeorando, y en diez años va a ser lo que provoque la gran crisis de la agricultura”, estima del Olmo.

“Es la pescadilla que se muerde la cola”, dicen desde Ecologistas en Acción, ya que “solo se les ocurre solucionar el problema aumentando la producción y en el momento que PAC deje de subvencionar esos cultivos dejarán de ser rentables”. En este sentido, del Olmo incidía en que “no se puede competir con la agricultura de regadío que no necesita de grandes gastos en infraestructuras”, como ocurre en otros lugares de Europa, donde esos productos se crean de manera natural.

Contaminación de acuíferos

Consecuencia de la agricultura intensiva es la contaminación pasiva por nitratos de los acuíferos, “que terminaremos utilizando para abastecernos”, vaticina del Olmo, recordando que la cantidad de 50 miligramos de nitratos por litro es considerada para catalogar el agua como contaminada. En relación a ello, el ecologista recuerda que el agua de Pozuelo contiene 100 miligramos de nitratos por litro, el doble del límite máximo, lo que impide a sus habitantes utilizar ese agua, y “lo único que se le ocurre es poner una industria que lo potencie”; lamenta refiriéndose a la macrogranja porcina que Cefusa-El Pozo quiere instalar en este territorio.

Contaminación que provoca la pérdida de los acuíferos, que descienden de media cinco metros cada año. De hecho, se registran zonas en las que los acuíferos se encuentran a 60 metros por debajo de lo que les correspondería, algunos, incluso a 85 metros de profundidad, nos explica del Olmo, añadiendo que el déficit acumulado año tras año provoca que los acuíferos ya no alimenten al río Júcar sino todo lo contrario: durante un tramo de más de 50 kilómetros es el río Júcar el que aporta agua al acuífero, descolgándose así del acuífero que lo mantiene.

Embalse de ‘El Cenajo’ en 2017 (izquierda) comparado con 2016 (derecha)

Situación que se hizo evidente en noviembre cuando la sequía puso en riesgo la posibilidad de abastecimiento, trayendo consigo el nivel de alerta a la provincia. Sin embargo, las últimas lluvias “han enmascarando la situación real de gran crisis que tiene el agua en nuestro entorno”. Crisis que está ahí y que se puede combatir, en primer lugar, “dejando de contaminar” y abogando por cambiar el modelo de agricultura intensiva, con elevadas concentraciones de nitratos y pesticidas, por una gestión ecológica, además de abandonar el regadío en cultivos que tradicionalmente no lo son.

“Es importante concienciar del consumo responsable de agua en la sociedad” y de potenciar el uso de las depuradoras, ya que “todavía tenemos más de 40 localidades que siguen sin tener sistema de depuración de agua”, evidenciaba del Olmo añadiendo que ese agua podría reutilizarse para regadío. Medidas todas ellas para atajar un problema que puede traer “graves” consecuencias a nuestra provincia.

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