Gonzalo Fuentes, la historia de uno de tantos médicos de Albacete contagiados por coronavirus

/Marta López/

Gonzalo Fuentes lleva cerca de 10 años desarrollando su labor como médico en el Servicio de Urgencias del Hospital de Villarrobledo. La suya es una historia de lucha y coraje ya que ha tenido que hacer frente al coronavirus como sanitario y también como paciente.

“Viendo todo lo que estaba pasando decidí separarme de mi familia el 27 de febrero e irme a vivir a nuestra parcela”, explica a El Digital de Albacete este albaceteño. De este modo relata que “20 días después durante una guardia comencé a encontrarme mal”, momento en el que desarrolló síntomas del virus.

Relata que ha pasado la enfermedad “solo y sufriendo las secuelas que me ha ido dejando el coronavirus desde una pequeña neumonía, una conjuntivitis, una gastroenteritis hasta que a los cuatro días terminé en el hospital con una pericarditis con un derrame pericárdico”. Confiesa que sus compañeros sanitarios lo atendieron “extraordinariamente” y que por su diagnóstico apenas estuvo “18 horas en observación de Urgencias” y decidió “volver a casa porque el derrame no era muy grande”.

Asegura Gonzalo Fuentes que lo más complicado de la enfermedad ha sido “estar separado de la familia, estar solo, trabajar todos los días por sacar esto adelante y no tener el apoyo nada más que de los compañeros y de los amigos”. Además, subraya que “la soledad es la mayor enfermedad a la que puede hacer frente una persona”, por lo que no se puede llegar a imaginar el drama que se ha tenido que pasar en “geriátricos y residencias de mayores”, porque “estar apartado de la familia es una sensación insoportable”.

Comenzaron a hacer frente a esta terrible enfermedad “sin tener el conocimiento de posibles tratamientos y todos los días trabajamos recibiendo información continua de cada centro a nivel nacional de la práctica terapéutica”, explica. Sin embargo, confiesa que “era durísimo” aplicar tratamientos y ver que pese a todos los esfuerzos “los pacientes se te iban yendo”. Así, confiesa este médico albaceteño que “hemos intentado hacer lo máximo posible”, y añade que “lo más duro es ver un familiar dándote las gracias aún cuando no habíamos podido sacar a su ser querido adelante”.

Una durísima experiencia que ha quedado grabada a fuego en todos los sanitarios y que “nos emociona continuamente”, destaca. Gonzalo Fuentes ya ha superado la enfermedad pero no ha podido reincorporase a su puesto de trabajo porque “aún tengo mucha fatiga”. Tras un TAC y una resonancia del corazón está deseando reincorporarse porque sabe “que los compañeros están cansados”.

Cuando dio negativo volvió a ver a su familia después de “un mes y medio”, explica, y es que este reencuentro ha sido muy emocionante. “Yo creo que mis hijos se darán cuenta el día de mañana de lo mal que lo hemos pasado”, confiesa.

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Falta de medios y material

“Al principio de la crisis sanitaria exigí mascarillas FFP2 que se me negaron”, subraya este médico albaceteño, y es que “estábamos trabajando con mascarillas quirúrgicas”. Tras intentar ponerse en contacto con la dirección “aún estoy esperando la respuesta, después de dos meses”.

Continúa relatando que trabajaban “sin calzas, sin gorros, sin batas y utilizando durante semanas la misma mascarilla”. En definitiva, “no teníamos de nada”. Incluso pone de manifiesto la tardía gestión de la crisis y la falta de rápidas actuaciones, y es que “nos habíamos organizado antes nosotros en nuestro servicio de que nos lo dijeran”. Así, confiesa que “si nos esperamos a la toma de decisiones, nos morimos todos”.

Así relata su experiencia este médico que lleva en la sangre la vocación por cuidar de los demás, ya que creció viendo a su padre ser un médico pionero en Albacete en la rehabilitación.

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