Este policía nacional salvó la vida “de milagro” y hoy se recupera en un hospital de Castilla-La Mancha

Antonio Pérez González, un policía nacional de 61 años, no va a ver cumplida su aspiración de apurar hasta el límite la actividad laboral en un trabajo que le apasiona, debido a un accidente de moto, de cuyas consecuencias se recupera en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

La vida de este agente de la Comisaría de Vélez Málaga dio un cambio brusco el pasado 16 de julio, al cruzarse literalmente en su camino una piedra que se encontró en la carretera cuando iba con su moto a hacer una gestión policial, en su trabajo como agente adscrito a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udico) de la Costa del Sol. La vio “perfectamente” pero no pudo evitar chocar con ella.

“Era pequeña, del tamaño de una botella de cerveza”, rememora en una entrevista con Efe el agente, que recuerda que pudo esquivarla con la rueda delantera, pero no con la trasera, que al pisarla reventó, lo que hizo que se saliera de la calzada y chocara contra algo que había en el borde de la carretera, el cree que con una señal de tráfico, aunque nadie se lo ha confirmado, porque ya no se acuerda de más.

Había recibido una llamada de un informador, que le apremió a verse con él “porque tenía prisa” y en ese momento no había ningún coche disponible en la Comisaría, por lo que decidió acudir con su moto a la cita, a la que no llegó por culpa de una pequeña piedra.

El caso es que ese obstáculo aparentemente pequeño supuso el fin de su carrera profesional, después de haber estado más de 30 años en la Comisaría de Vélez Málaga, 23 de ellos en la Udico (hasta 1997 en el grupo de estupefacientes, como se denominaba hasta entonces la unidad).

“Nunca esperas que te vaya a pasar una cosa así”, admite Antonio Pérez, que reflexiona sobre el hecho de que una simple piedra haya acabado con una vida profesional en la que ha pasado por situaciones que entrañaban mucho más peligro.

Según relata el policía: “Nosotros nos hemos dedicado siempre a temas de desembarco, de drogas, de todo lo que conlleva el crimen organizado” y han tenido que hacer operaciones “con gente armada”. Es “lo normal” en una profesión que por su naturaleza siempre entraña riesgos que el ha asumido sin problemas, “porque lo lleva uno en la sangre, y como le gusta a uno, pues…”

De hecho, no quiso pasar a la segunda actividad al cumplir 55 años, prefirió seguir en su puesto en el que esperaba llegar hasta el límite laboral de 65 años “porque mi trabajo me gusta muchísimo”, reitera Antonio Pérez, que ha recibido tres veces consecutivas la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco y más de 300 felicitaciones públicas a lo largo de su carrera profesional.

Pero la piedra no solo ha puesto fin a su carrera profesional, sino que también estuvo a punto de acabar con su vida. La salvó “de milagro”, apunta su mujer, Ángeles, que lo acompaña en el Hospital de Parapléjicos.

Las graves lesiones que sufrió en el accidente hicieron necesario que le amputaran una pierna, por debajo de la rodilla, en el Hospital Regional Universitario Carlos Haya de Málaga, en el que pasó un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) después de que fuera atendido inicialmente en el Hospital Comarcal de la Axarquía de Vélez Málaga.

En Málaga tuvo que ser intervenido también de una lesión medular, que lo mantiene inmovilizado en una cama, aunque ya ha recuperado algo la movilidad en uno de los brazos y en su pie izquierdo y en el Hospital de Parapléjicos le han dado esperanzas de que podrá recuperarla bastante, aunque deberá permanecer en el centro toledano al menos cinco meses.

Antonio ingresó en el Hospital de Parapléjicos el pasado lunes, fundamentalmente gracias a las gestiones que han hecho sus compañeros del Sindicato Unificado de Policía (SUP), al que está afiliado, y a los que agradece el trabajo que están realizando, así como el trato que le ha dado su compañía médica Adeslas.

“En los informes médicos del Carlos de Haya se recomendaba que viniera a este hospital para ser tratado de la lesión medular”, señala el agente, que aclara que “no es que le haya tenido manía a otro hospital ni nada, sino que los médicos que me trataron en el Carlos Haya, muy bien por cierto, me recomendaron que viniera al Hospital de Parapléjicos”, porque está especializado en este tipo de lesiones.

Antes ha estado una temporada en el Hospital ‘Los Madroños’ en Brunete (Madrid), porque ha sido necesario “mover muchos papeles” y hacer muchas gestiones por parte del SUP, para que pudiera venir al Hospital de Parapléjicos, donde espera recuperar parte de la movilidad.

En este sentido, señala que están construyendo una nueva comisaría en Vélez Málaga, justo al lado de donde vive, y que aspira a poder entrar en las nuevas dependencias cuando sean inauguradas “porque ha sido mi segunda casa”, sentencia.

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