Para José Fuster no solo se cerró la Puerta de Hierros este lunes, también la de chiqueros

/Nacho López/

No se vestía de luces, pero cada tarde se ponía su ‘traje de torero’ y 50 ferias, 500 corridas y 3.000 toros después de tomar la alternativa, la hora de la jubilación ha llegado para José Fuster.

José es un ciudadano de a pie, de los que normalmente los medios de comunicación olvidan, pero detrás de cada ciudadano siempre hay una historia y en El Digital de Albacete, además de informar con cumplida rigurosidad, calidad y la mayor inmediatez posible, nos gusta dar luz a historias que merecen ser contadas ya sean por unos factores u otros.

José Fuster aprendió a andar en la Plaza de Toros de Albacete pero nunca quiso ser torero a pesar de su gran afición porque, como él mismo reconoce a nuestro micrófono, “los toros donde más me gustan es detrás de la barrera”. En 1968 se convirtió en empleado de la Plaza de Toros de Albacete siendo un niño, pero a pesar de corta edad, José era ya por entonces un amante de todo lo que envolvía al mundo de los toros.

“Nací enfrente de la Puerta del Patio de Caballos de la Plaza de Toros de Albacete y mi padre fue empleado también de la plaza durante muchos años”, indica José a El Digital de Albacete al mismo tiempo que recuerda como “con diez años empecé dándole agua con un botijo a todos los empleados de la plaza, luego, con doce, ayudaba en la cuadra con los caballos de picar y cuando cumplí los quince, entré como empleado en la plaza y mi primera labor fue la de arenero, aunque con el paso de los años he pasado por todos los puestos y he recorrido toda la plaza”.

Antoñete, Paquirri, El Yiyo, Paco Camino, Paco Ojeda, Manzanares… cientos de toreros han hecho el paseíllo ante los ojos de nuestro protagonista durante estas 5 décadas, pero si hay uno que ha calado mucho más hondo en sus retinas ese ha sido Santiago Martín ‘El Viti’. “No olvidaré nunca una faena que hizo El Viti en los terrenos del tendido 7, aquella tarde quedé impactado con el toreo de Santiago Martín. Fue una faena inmejorable aunque solo fue premiada con dos orejas”, recuerda José Fuster.

Como buen subalterno, José ha hecho de todo como empleado de la mal llamada’Chata’, y resalta el trabajo de sus compañeros y la importancia de sus labores para el buen y correcto desarrollo de la lidia, “en todos los oficios hay mucha gente necesaria y para que haya un festejo taurino son imprescindibles los empleados de la plaza. Son un punto clave de lo que es el espectáculo de una corrida de toros”, argumenta.

Bregando siempre para que todo discurriera perfecto, Fuster recuerda anécdotas como “las bromas y los chismorreos del callejón” y malos momentos como “la muerte en el ruedo de mi amigo ‘Chocolate’ el 14 de septiembre de 1981, cuando saltó de espontáneo en un toro de la ganadería de Los Guateles y que le correspondía lidiar a El Cordobés”, pero capotea los momentos duros asumiendo que el toreo es así y la sangre va ligada a la lidia.

Recibió un puyazo hondo con la muerte de Dámaso González porque el maestro “era una persona inigualable y siempre ha sido el número uno, tanto personalmente como profesionalmente”, sintiendo como banderillas negras la primera feria en ausencia del Rey del Temple, “ha sido duro mirar al abono del maestro y no verle”,  argumenta al mismo tiempo que levanta la mirada a la mejor barrera del cielo buscando al de caña y oro.

Con ‘Duendecito’ llegó el momento de cortarse la coleta después de más de 3.000 toros, un ejemplar de la ganadería de Parladé, de capa negra listona y que dejó 568 kilos en su paso por la báscula. Había nacido en diciembre de 2013, estuvo herrado con el 21 en los costados y fue lidiado por Alejandro Talavante.

José Fuster brinda por la vida y sabe que la mejor faena de muleta siempre está por hacer, pero le resulta difícil imaginarse una Feria Taurina de Albacete sin pisar la arena del coso de la calle Feria del mismo modo que tiene muy claro que “seguiré yendo a los toros mientras Dios me lo permita, pero no sé cómo me encontraré sentado en un tendido. Si cierro los ojos, la verdad, será muy doloroso ir a los toros a no realizar ninguna labor”, augura.

Con una estocada hasta los gavilanes como colofón a sus 50 años de profesional del toreo, José Fuster cortó este 17 de septiembre de 2018 los máximos trofeos y abandonó emocionalmente a hombros la Plaza de Toros de Albacete, cerrando la Puerta de Chiqueros y abriendo de par en par a base de sacrificio y buen hacer la misma Puerta Grande que tantas veces vio salir a las figuras del toreo durante los diez lustros que José Fuster estuvo acartelado en el coso albaceteño.

Nacho Lopez

Nacido en Albacete. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación en radio, televisión y digital, como Intereconomía radio, Cadena SER, Punto Radio, ABTeVe y VOZ Castilla-La Mancha.

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