En el caso de que Podemos e Izquierda Unida-Unidad Popular hubieran sumado fuerzas de cara a las anteriores elecciones generales del 20 de diciembre, la coalición se hubiera hecho con 4 escaños en Castilla-La Mancha, uno en cada provincia a excepción de Cuenca.
Sumando los votos de ambas formaciones y aplicando la ley d’Hont, solo el reparto de escaños en las provincias de Cuenca y de Toledo se habrían repetido. Así, en Cuenca, de los tres a repartir, dos habrían ido a parar al PP y otro más al PSOE.
De otro lado, en Toledo, con 6 escaños en juego, PP y PSOE hubieran obtenido 2, mientras que Podemos-IU y Ciudadanos se habrían hecho con uno cada uno.
Por contra, el resultado en la provincia de Albacete se verían afectados, de manera que el PP habría alcanzado igualmente 2 escaños por uno del PSOE, pero en este caso, la coalición Podemos-IU habría conseguido el escaño que fue para Ciudadanos.
En Guadalajara el caso es similar, ya que con las candidaturas de diciembre las votaciones repartieron los tres escaños a razón de uno para PP, otro para PSOE y otro más para C’s. La suma de los votos de IU y Podemos hubiera provocado que el tercer escaños en liza fuera para esa coalición.
En Ciudad Real, donde el reparto de cinco escaños fue de 3 para el PP y otros 2 para el PSOE, la unión de fuerzas habría conseguido que el quinto escaño fuera para esta coalición de izquierdas, en detrimento del tercer escaño para el PP.
En definitiva, si Podemos e IU hubieran acordado finalmente acudir juntos a las urnas en Castilla-La Mancha, el resultado habría sido sumando los votos de ambas formaciones de 9 escaños para el PP, 7 para el PSOE, 4 para Podemos-IU y otro más para C’s.
En el conjunto de la región, la suma de Podemos e IU hubiera alcanzado los 200.931 votos, equivalentes al 17,2% del total.
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