El calor y una gran gama de colores naturales, protagonistas de la Ruta Senderista de la Diputación de Albacete en Pozo Cañada

Este sábado, día 9 de mayo, tuvo lugar la undécima de las rutas que la Diputación Provincial de Albacete organiza dentro de la II Edición de Rutas de Senderismo. Tras las anteriores en Almansa, Villalgordo de Júcar, Madrigueras, Chinchilla, Alcaraz, Alpera , Bienservida, Yeste y Fuentealbilla, Pétrola y ahora la actividad llegó a Pozo Cañada.

La ruta se denominaba “Ruta de las Morras”. Con una dificultad técnica media-baja, un recorrido de 18,85 kilómetros, y aproximadamente cinco horas de duración.

La ruta en primera persona

Comenzaba el día soleado y caluroso en Pozo Cañada, que debe su nombre al emplazamiento de un antiguo pozo en la misma orilla de la Cañada Murciana, una vía pecuaria utilizada por los ganaderos de La Mesta en su peregrinación anual en busca de pastos desde el reino de Murcia a la Serranía de Cuenca. La aparición de este pozo dio lugar a la instalación de un pequeño núcleo de casas, que con el tiempo se fueron ampliando y dieron origen a la población actual.

Tras un café en el Restaurante Manchego del Municipio, donde luego comeríamos, nos reunimos con los organizadores de la ruta para desplazarnos en el autobús hasta la próxima y vecina pedanía de Cerrolobo, pedanía de Albacete.

Una vez allí y tras prepararnos las mochilas y abastecernos de agua que buena falta nos iba hacer, Pascual Valls, miembro del Centro excursionista de Albacete y vecino de Pozo Cañada, como uno de los organizadores de la ruta, nos indicaba el recorrido y lo que nos íbamos a encontrar durante la marcha que nos llevaría hasta Pozo Cañada de regreso.

Comenzábamos con ánimo cerca ya de las nueve y media de mañana, salimos desde Cerrolobo de Arriba, en dirección sur para bordear la Sierra de Ontafia, el paisaje que nos vamos encontrando no podía ser más colorido, el verde de los campos de cereal, junto a gran cantidad de flores silvestres incluía las rojas amapolas, y el cielo azul, todo hacía presagiar que íbamos a disfrutar con las vistas.

También atravesábamos algo de monte, con el agradable olor que desprendían las plantas aromáticas, y grandes cultivos de almendras que por esta zona suelen abundar.

Llegamos a la finca de Buenavista, ya en el borde de la sierra de Ontalafia, una finca impresionante de regadío con unos campos extensos y verdes muy atractivos. Aquí giraríamos en dirección noroeste para dirigirnos hacia Ontalafia y su laguna, y lo haríamos por el camino de la Nava de Abajo. Poco antes de llegar, el ayuntamiento de Pozo Cañada, nos había preparado un tentempié que fue de agradecer, bajo una buena sombra.

Tras el pequeño descanso continuamos la marcha, pasamos bordeando la laguna, que esta vallada ya que es particular, aunque se oía el bullicio de las aves que por allí andaban tras el carrizo que nos impedía poder verlas. A partir de aquí ya el calor se hacía notar, y más que entrabamos por unas zonas de cultivo de cereal.

Pasamos una valla que delimita otra finca también importante, ya no solo por su extensión, 700 hectáreas, sino por el modo ecológico de sus cultivos, primeramente pasamos por uno de nogueras, y luego llegando a la casa descubrimos también plantas medicinales y de aprovechamiento para el cultivo ecológico, y como no almendros, es la finca de Las Encebras. Hicimos una pequeña parada para refrescarnos antes de empezar con el plato fuerte de la ruta, la subida a Las Morras, ya que estábamos justo al comienzo de la sierra del Chortal, que da nombre a una de ellas y al parque eólico que es en la actualidad.

Comenzamos la subida por la pista que nos llevaría hasta el primer aerogenerador de este parque, ya desde aquí se ve el punto más alto de nuestro destino y unas impresionantes vistas.

En La Mancha los yacimientos conocidos con el nombre de morras o motillas constituyen uno de los tipos más singulares de asentamientos prehistóricos de la Península Ibérica. El área de Pozo Cañada es una zona arqueológica bien conocida, gracias a diversos hallazgos casuales o bien a los descubrimientos llevados a cabo en la primera mitad del siglo XX.

 Primero pasaríamos por el que más altura tiene la Morra del Chortal, de algo más de mil metros de altura, con lo cual la pendiente era considerable y más que empezamos la subida desde lo más bajo, el esfuerzo es importante, aunque mucho más para Emilio, invidente que nos acompañaba en esta ruta y que la realizó valientemente, con la ayuda de Pascual y con su buen humor, ya que decía que se había traído el bastón de ciudad y no de campo.

Una vez arriba las vistas eran espectaculares, podíamos ver Albacete, Chinchilla, Pozo Cañada como no, Yecla, la Sierra de Alcaraz con su Calar, El Padrocillo y un poco mas allá hasta la Almenara. Nos recreamos un rato y comenzamos el descenso hasta la Morra de  Mercadillos, unos cien metros de desnivel más abajo, otro yacimiento donde se encontraron restos prehistóricos y que fueron expoliados causando un gran destrozo visible a simple vista.

Ya el calor era importante y la sombra únicamente la de los aerogeneradores por los que pasábamos, menos mal que solo quedaba descender hasta Pozo Cañada, cruzando por un puente la autovía y entrando por la antigua cementera que tanto trabajo dio al municipio.

Una vez allí punto y final a la ruta, y “ajoaceite con pata de gorrino” y chuletas de corderos para reponer fuerzas.

La próxima ruta será el sábado 16 en Peñas de San Pedro, una ruta  denominada “Ruta del Sahuco” de 17, 5 kilómetros de distancia, de una dificultad media-baja y con salida a las nueve de la mañana desde la Plaza Mayor del municipio.

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