/Llanos Esmeralda García/
“Fernando o ‘Pernando’ es un etarra de Albacete que cada vez que pasaba por el cuartelillo de Chinchilla se quedaba mirando los carteles de las terroristas más buscadas”, esta es una de las escenas de ‘Fe de etarras’, película de Borja Cobeaga estrenada por Netflix hace unas semanas.
La película narra con “humor” la historia de un comando etarra caricaturizado ubicado en un piso franco como preludio del fin de la lucha armada y la proliferación de banderas españolas durante el Mundial de Sudáfrica. Dicho film fue objeto de polémicas en su estreno por su campaña publicitaria y ahora la “comedia” comienza a levantar ampollas sobre uno de sus personajes, Fernando.
Tal es la realidad y no la ficción que desde la asociación nacional de Amigos de los Teatros Históricos de España (AMIThE) han “censurado” esta película. Asegura el presidente de Amithe, Javier López Galiacho a El Digital de Albacete que utilizar “el nombre de Albacete y unirlo a una banda terrorista, aunque sea en clave de humor, nos parece indecoroso para la ciudad”.
Insiste López-Galiacho en que este hecho “lo hemos puesto en comunicación del Ayuntamiento y de la Diputación de Albacete”. AMIThE ha dirigido la protesta en Albacete remarcando además que ha sido la Asociación de Albacete en Madrid “quien ha trasladado alguna reclamación frente a Netflix”.
El eje y principal escollo es que las críticas en dicho personaje e hilo conductor se ubican en una banda que causó casi 900 víctimas mortales, que afectó a la democracia española durante años y condicionó la vida de miles de personas, por eso matiza López-Galiacho “hemos manifestado nuestro pesar de unir el nombre de Albacete con el nombre de una banda que ha causado tanto dolor e incluso casi 10 asesinados en Castilla-La Mancha”.
Insiste López-Galiacho en que “sería bueno que las instituciones tomaran partido en este tema”.
Objeto de burla
El presidente de AMIThE ha querido poner el acento en que “los albacetenses estamos cansados de recurrir siempre al chascarrillo fácil con Albacete”, recordando aquella frase de Azorín de que “el pecado de Albacete es acabar en “ete” y bien que lo paga” con todas las chanzas. “Creo que hay que alzar la voz, que hasta hay que decir basta. Nosotros hemos denunciado a nuestro nivel”.
En cambio muy pocas veces se escucha la otra frase del ilustre escritor “Albacete, el Nueva York de La Mancha”.
