/Hugo Piña/
Paralelismo casi total en las dos últimas situaciones de cese de entrenadores que se han vivido en el Albacete Balompié, donde la dosis de mala fortuna y desagravio se han mezclado por completo para terminar de germinar el adiós del entrenador del Alba. La interinidad de César Ferrando no se puede decir que fuese un cese, ya que al técnico valenciano y una vez acabada la temporada, se le comunicó que no seguiría al frente de la primera plantilla en Segunda B.
El 12 de marzo de 2016 y en La Romareda de Zaragoza, el Albacete caía derrotado por un solitario tanto del defensor Jorge Pulido. Un autogol que además tuvo lugar en el añadido de la segunda parte y que dio con la destitución automática del preparador gallego sin tan siquiera llegar a la ciudad de Albacete. La noticia se hizo oficial en los vestuarios del feudo maño y Sampedro recorrió el viaje de vuelta sabiendo ya que había sido cesado. Mala fortuna para el gallego que había conseguido el ascenso a Segunda años antes y con el que había sumado la permanencia el curso anterior. De nada sirvió y el de Vilagarcía acabó siendo cesado.
Ahora y muchos meses después, con el equipo habiendo recuperado la categoría de plata del fútbol español y recién comenzada la andadura en ella, el destino le tenía preparada otra ‘sorpresa’ al entrenador del Albacete. Gol en propia puerta y de nuevo destitución de un José Manuel Aira que vio como Mickael Gaffoor en Los Pajaritos se anotaba un autogol que terminó de desequilibrar por completo la balanza del choque y por qué no decirlo, de la situación. El partido recalcar que estuvo condicionado totalmente por el error del central francés, quien como Pulido en La Romareda, no quería que el destino le dejase en tan mal lugar para con los aficionados y socios del Albacete Balompié.
