/Hugo Piña/
El pasado domingo ante el Oviedo pudimos ver a un Alnacete Balompié que, si bien era el mismo con los mismos jugadores y cuerpo técnico, se podía advertir que algo había cambiado. El centro del campo era más numeroso y eso incidió de manera directa en dos aspectos fundamentales en este deporte: control y presión.
El primero de los aspectos fue el control por parte de un Dani Rodríguez excelso en todas las fases del juego, activo y dinámico, el ex del Racing fue un constante quebradero de cabeza para los ‘cerebros’ rivales.
Quim Araujo en la segunda parte solo vino a reforzar una zona media del campo que, de ser la titular en liga probablemente el equipo tendría mucho ganado. El segundo de ellos fue la presión, algo que el Albacete de Aira parecía no incidir mucho y que el pasado domingo ante su público sí que trabajó.
Y es que si a nivel ofensivo, el equipo fue radicalmente opuesto a lo que venía demostrando, con un control de la zona de tres cuartos pero sobre todo con acciones combinativas que desequilibraban el orden oviedista. A nivel defensivo también se demostró disponer de otra cara.
Para muestra un botón. Fue el partido en el que más faltas hizo el Albacete, con 21 en total y superando en esta estadística a su rival. La presión fue incesante y los mediocentros del Real Oviedo se encontraron en todo momento con el ‘aliento’ manchego en el cogote. No pudieron pensar y ni mucho menos ejecutar.
El Alba mostró una cara más amable con el aficionado local pero sobre todo una cara más abigarrada con su rival. La presencia numerosa en el centro del campo dio oportunidades a los delanteros manchegos, disponiendo de acciones en los perfiles con claridad y sobre todo con filtraciones hacia el marco rival.
Se redondeó todo con la presión ejercida por los mediocentros albacetistas y la gran solidaridad de todos, desde el primero hasta el último jugador que el domingo hicieron posible una remontada que saldó los primeros tres puntos de los de un Aira que dio con la clave para jugar en Segunda División: la presión ejercida por los centrocampistas y la tremenda solidaridad del resto para con ellos.
