OPINIÓN | Roca Rey puso contra las cuerdas a Joaquín Coy para conseguir un indulto desproporcionado

/Javi Romero/

Que el señor Roca Rey es en la actualidad un figurón del toreo no lo va a negar nadie.

Que es merecida la Puerta Grande cosechada este sábado es una verdad como un templo igual de grande que el daño que hace a cualquier persona entendida en toros ver como un astado noble y con recorrido, y nada más, de incluso cuestionable vuelta al ruedo, se convierta en el primer indulto de la Feria de Albacete 2017.

Pero si daño hace eso, más daño hace ver como Roca Rey puso a Coy contra las cuerdas al hacer la “pantomima” de querer entrar a matar varias veces para que el respetable pidiera el indulto. Gestos del matador arengando al público a pedir el indulto son más propios de toreros de otro nivel, al que a mi juicio no debería bajar el peruano. A Roca Rey no le hace falta caer en esas “charlotadas” para conseguir un indulto. Hasta en dos ocasiones el presidente le instó a entrar a matar, pero el pulso del matador estaba claro y se terminó saliendo con la suya.

El indulto no es solo cosa del torero, depende del toro, y si no es de indulto… pues no lo es. Tan pocas ganas tenía Roca de entrar a matar que ni siquiera simuló la suerte una vez indultado el toro, como es preceptivo.

Albacete tiene una categoría gracias a mantenerse en su sitio, a no ceder ante los espectáculos y a corregir desde el palco los excesos en las peticiones del graderío.  Este indulto, en lugar de engrandecer la Feria, la hace más pequeña y debe servir para decir ya basta ante estas situaciones que parecen más impuestas que espontáneas.

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