Ruben Pinar toca pelo en la de Miura que cerró San Fermín

/Nacho López/

El diestro de Tobarra cortó una oreja al segundo de sus oponentes en la Monumental de Pamplona y cerró San Fermín paseando uno de los trofeos más sólidos del abono pamplonica.

Pinar no pudo acompañar a hombros a Rafaelillo, que cortó una oreja a cada uno de sus astados y se erigió como triunfador de una tarde en la que al igual que Rubén Pinar, Juan del Álamo también zanjó cortando un trofeo.

Si Rubén Pinar no salió por la puerta grande del coso pamplonica no fue por falta de profesionalidad, garra y casta, pero el sorteo matinal quiso que ‘Sobaquero, herrado con el número 26, cárdeno oscuro, nacido en enero de 2013 y con 580 kgs de peso, se cruzara en el camino del de Tobarra y comenzara a poner muy cuesta arriba el triunfo, y casi que mantenerse de pie, desde el mismo instante que el de Miura asomó por la puerta de toriles.

Con tipología cien por cien Miura y largo de viga ‘como un tren’, Sobaquero ya demostró en las verónicas de recibo que lo de embestir no iba en su ADN y en banderillas, con la cara echada muy arriba, puso en serios apuros en más de una ocasión a los hombres de plata de Rubén Pinar. Con estos ingredientes no era de esperar que rompiera en la muleta y fuera propicio para el triunfo, aún así, Pinar puso actitud a raudales sobre el albero pamplonica y sacó lo que el toro, de embestida corta y peligrosísima, no tenía. Aún así y al no haber tenido enfrente oponente, la gran entrega de Pinar fue insuficiente para poder haber cortado algún trofeo, siendo el verdadero trofeo haber podido mandar al desolladero al de Miura sin más percance que un varetazo en la mandíbula y otro en la barbilla.

El sexto de la tarde fue completamente distinto a su hermano de camada y a pesar de tener mucho más peso, ‘Limonero’ movía con alegría sus 635 kilos y propició que Rubén Pinar pudiera arrancar los primeros aplausos de la faena con el capote tras los lances de recibo. Con la muleta, Pinar recibió con frescura al que cerraba la Feria Taurina de San Fermín y siempre dominó las complicaciones propias de la sangre Miura que mostró el astado a pesar de su nobleza. Con temple, hundiendo zapatillas y llevándolo siempre muy arriba para que no perdiera los cuartos delanteros, Rubén Pinar forjó en los medios la base de su faena y despachó al de Zahariche con una estocada hasta la bola que le sirvió para completar la lidia y cortar una de las orejas con más fundamento y argumentos de las que se han cortado en el abono pamplonica 2017.

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