/Sandra Manzanares/Fotos: María Guerrero/Vídeo: Jennifer Comuñas/
Durante estos días Almansa parece haber vuelto al año 1.707 gracias a una perfecta ambientación de época a la que no le ha faltado ni un detalle. Calles vestidas de gala, modales de antaño y hasta 400 recreadores han dado vida a la épica ‘Batalla de Almansa’.
Este año, el municipio albaceteño ha conmemorado el 310 aniversario de la ‘Batalla de Almansa’ para lo que el municipio albaceteño ha preparado un nutrido programa de actos, que, en su último día comenzaba con la izada de banderas europeas en la escalinata del Castillo. En este punto, el alcalde de la ciudad, Francisco Núñez, ha incidido en la importancia de una contienda que surgió del cruce de caminos de 40.000 hombres de los ejércitos austracista y español.
Una batalla que, aunque no decisiva en la Guerra de Sucesión, supuso un antes y un después para la historia de nuestro país, por lo que Núñez ha querido aprovechar la ocasión para hacer un “llamamiento a la paz” en tiempos convulsos, y, como no, rendir homenaje al conflicto que tuvo lugar el 25 de abril de 1.707 en Almansa, y que cambiaría el curso de la historia.
En este campo albaceteño las tropas de Felipe de Anjou, nieto Luis XIV de Francia, vencieron a las del archiduque Carlos de Austria, ambas inmersas en la contienda. El desenlace de la batalla abrió el Reino de Valencia a los borbones, circunstancia que, más tarde permitiría otorgar la corona al primer Borbón en España, Felipe de Anjou, es decir, Felipe V.
Las tropas se encontraron en nuestra geografía produciéndose un conflicto armado que ha reunido bajo el intenso calor del cielo almanseño a cientos de recreadores internacionales procedentes de Italia, Noruega, Irlanda e Inglaterra, y como no, nacionales de Madrid, Almería, Valencia, Cataluña, Aragón y Almansa. Hay quienes han acudido a la cita por primera vez, y confiesan volver a casa “sorprendidos por la organización” y por la pasión con la que la ciudad “lo vive”, por lo que se llevan un gran recuerdo y esperan la llegada de la siguiente primavera para repetir la experiencia.
Ambiente de época
La Recreación Histórica Internacional de la ‘Batalla de Almansa’ no se queda en el campo de batalla, sino que la ciudad entera ha retrocedido varios siglos atrás de la mano de la asociación de Artesanos “Plaza de San Agustín”, encargados de decorar la plaza, cuidando los detalles para acercar los oficios artesanos a todos los visitantes ofreciendo espectáculo y albergando alguna que otra licencia atemporal en el mercado barroco, ya que, paseando entre los puestos podíamos comprar un kebab.
Médicos de la peste, damas antiguas, combatientes o el padre castrense que acompañaba a las tropas, todos ellos han estado ejemplificados con el objetivo de reproducir fielmente el día a día de los hombres y mujeres que vivieron estos momentos. Para ello, los recreadores han levantado un auténtico campamento donde han desempeñado acciones cotidianas tanto de manera previa como posterior a la batalla, haciendo así una labor de divulgación histórica que nos permite conocer la historia desde dentro.
Un arduo trabajo que requiere documentación y asesoría tanto en las costumbres como en las vestimentas y su uso, que siempre tenían un porqué. Como nos cuenta una de las participantes en la recreación, antiguamente las mujeres llevaban bajo el vestido varias capas, siendo una de ellas la ropa interior, una especie de vestido hecho de telas finas que impedían que los trajes se impregnaran de sudor.
También hemos podido conocer que el médico de la peste iba ataviado con una máscara compuesta por un pico que contenía una hierba en su interior para evitar el contagio y mantener distancia con los enfermos. Y como no, las tropas del siglo XXI portaban réplicas exactas de las armas de la época tanto de pólvora como espadas, que seguían teniendo la misma importancia que antaño, pues “los nobles y la gente que estaba en la Corte debería saber manejar el arma”, por lo que, en batalla, nos explica Lucio, “era normal ver a oficiales y capitanes entrar con su arma blanca”. Lucio lleva en sus manos un espadín del siglo XVIII, más ligera que las espadas españolas anteriores.
Desde Inglaterra nos despide un grupo de recreadores a los que vemos reponer fuerzas tras la bravura manifestada en la batalla, pues ahora es el turno de prepararse para el día siguiente. La Guerra no había terminado.
