/Marian Simón/ Vídeo: Jennifer Comuñas/ Fotos: María Guerrero/
Como cada primer viernes de marzo, miles de albaceteños participan en el tradicional Besapies al Cristo de Medinaceli, que se lleva celebrando desde primera hora de este viernes y que durará hasta pasada la medianoche en la Parroquia de los Franciscanos.
Como ha explicado Julián Campos, presidente de la Cofradía Real e Ilustre Esclavitud Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, esta tradición se viene celebrando desde 1952, ya que antes no existía la Cofradía del Medinaceli y la gente se desplazaba a Madrid en este día. La participación crece año tras años en este Besapies, tal y como ha explicado Julián, “hoy nos hemos llevado la sorpresa de que a las 6.30 horas estaba la cola ya hecha en la calle, hemos abierto a las 6:45 horas y todavía hay mucha gente esperando”.
Igualmente desde la cofradía afirman que “la participación este año está siendo muy grande, posiblemente lleguemos a las 20.000 personas, otros años ha sido de entre 13.000 y 14.000 personas”, al tiempo que el presidente de la Cofradía destaca que “120 peregrinos de Pozo Cañada se desplazaron andando al capital, 20 personas más que otros años”, por lo que se han mostrado “muy satisfechos”.
Igualmente, el párroco de la Parroquia de los Franciscanos, José Arenas, ha valorado que este “es un día muy especial por lo que religiosidad popular supone, es un día donde se manifiesta como este Cristo de Medinaceli tiene mucho poder de convocatoria en Albacete”. Arenas también ha señalado que “una de las características más importantes que tiene esta devoción es que viene todo tipo de personas, ya que el Cristo de Medinaceli iguala y une, no divide, ante el Cristo todos somos iguales, una devoción ante la que todos se hacen uno”.
Muchos son los motivos que mueven a los albaceteños a acercarse a la Parroquia de los Franciscanos en este día tan especial, ya sea para hacer una promesa, pedir ayuda, agradecer algo o simplemente como muestra de fe. Para la mayoría visitar al Cristo de Medinaceli en este día es una tradición familiar que se cumple todos los años y ni la larga espera ni la lluvia y el mal tiempo han sido un impedimento para que miles de albaceteños muestren su fe y devoción a una de las imágenes religiosas más queridas de Albacete.
