“Mi pesadilla ayer no fue la nieve; fueron RENFE y su incompetencia”

Por su interés reproducimos textualmente la carta abierta compartida por Irene Rubio, una de las atrapadas en un tren en Albacete:

Qué bien despertar en un hotel calentita mientras fuera nieva. Casi parece que ayer no hubiera vivido una pesadilla: más de 10 horas atrapada en un tren.

En realidad, la pesadilla no fue estar atrapada, soy consciente de que con las condiciones meteorológicas de ayer era muy probable quedarse a mitad de camino. De hecho, muchos coches quedaron atrapados en la autovía y seguramente en muy malas condiciones. Pero no, mi pesadilla ayer no fue la nieve; fueron Renfe y su incompetencia.

Es escuchar el nombre de esta compañía y ya se me pone mal cuerpo. Fueron capaces de tener a gente un día entero sin comer ni beber (me incluyo), de mentir una y otra vez y de meternos en la boca del lobo cuando sabían que sus trenes fallaban en esas condiciones. Creo que nadie está tan loco como para subirse en un tren que nunca va a llegar a su destino y va a estar diez horas en medio de la nada, sin electricidad, sin calefacción con más de 20 cms de nieve y sin comida ni bebida. Los pasajeros que iban en mi primer tren, 38 personas (MD Ciudad Real-Alicante), subimos casi todos en Albacete a las 12.30 pm. Algunos llevaban viajando desde las 8am, sin saber que el desayuno que se tomaran a esa hora sería lo último que probarían en todo el día. Cuando el tren llegó a Albacete, empezó a nevar un poco en la estación y recuerdo que pensé que quizás fuera a ser un viaje un poco peligroso, pero se me fue la preocupación cuando vi que llegaba el tren; pensé que si no se anulaba el viaje era porque los trenes estarían preparados para transitar por nieve (qué ilusa). De hecho, luego me enteré que muchos pasajeros que iban conmigo preguntaron antes de subirse al tren si podría circular en buenas condiciones y Renfe dijo que en buenas no, en perfectas condiciones; que como mucho podría ocasionarse algo de retraso, pero nada más (primera de muchas mentiras, porque para ese momento ya había un tren atrapado en Caudete).

El tren avanzó lenta pero correctamente durante unos 45 minutos. En algún momento paró por la nieve, que cada vez caía más fuerte, pero a los pocos minutos retomaba la marcha. No obstante, cuando pasó ese tiempo y llegamos a la estación de Almansa, el tren paró en seco y se apagaron las luces y la calefacción y ya supimos que algo no iba bien. Recuerdo estar un buen rato parados en esa estación, mientras preguntábamos a los interventores qué ocurría y no nos querían responder. Al rato, el tren consiguió volver a retomar la marcha, pero solo por unos 2 kilómetros; se volvió a parar en seco, nos volvimos a quedar sin luz ni calefacción, pero con la “suerte” de estar en medio de la nada. A partir de este momento, todo fue un caos y las cosas lejos de ir a mejor, fueron cada vez a peor, mucho peor. Los interventores nos dijeron que al tren le faltaba tensión y sin ella no podía generar la electricidad necesaria para circular, que tendríamos que esperar a que otro tren en dirección contraria nos rescatara y volver a Albacete. Empecé a enfadarme al darme cuenta de que ya llevaba perdidas unas 3 horas pasando frío, hambre y sed, para nada, porque no podría ir a casa (Elda). Además, esas tres horas preveía que no me las iba a indemnizar Renfe porque se trataría de quitar la carga devolviéndome el dinero (si hubiera llegado a Petrer, la devolución del dinero no habría estado mal, pero volviendo a Albacete, la devolución me suponía entre nada y menos).

A las cuatro o cinco de la tarde empecé a sentirme mareada por no haber bebido ni una gota de agua desde las 10 am, así que me levanté a hablar con los interventores a ver si podían hacer algo mientras esperábamos al tren de “rescate”. Pero no, lo único que me dijeron fue que las máquinas de comida y bebida estaban fuera de servicio y que tendría que aguantarme, que al ser joven lo llevaría bien. Me callé y volví a mi sitio porque no quería agravar la situación enfadándome, pensando que pronto llegaría el tren de rescate. Además, viendo que había personas diabéticas en el tren que se quejaban porque les podía dar una subida o bajada de azúcar al no comer adecuadamente, y a las que no ayudaban, pensé que yo estaba demasiado bien. No recuerdo exactamente a qué hora llegó el tren de rescate, pero sé que cerca de una hora después de la que nos dijeron los interventores. Para pasar al tren de rescate, pusieron una fina y resbaladiza chapa de metal (de forma incorrecta, porque debían haber sido dos mínimo) por la cual una mujer mayor pegó un resbalón y estuvo cerca de hacerse mucho, mucho daño. En el tren de rescate pensé que renfe nos proporcionaría coca cola, agua o algo de comida de la máquina, así que esperé a que pasara algún interventor para pedírselo.

Cuando les pregunté, me di cuenta que Renfe no iba a pagar ni una sola botella de agua (volvieron a darme una respuesta borde), así que me levanté a por ella. Para mi mala suerte, llevaba solo un billete de diez euros y la máquina no lo cogía. Menos mal que a una mujer le di pena y decidió darme su botella de agua, ya que estábamos cerca de Almansa, adonde ella se dirigía (el interventor presenció toda esta escena, pero a él no le di pena). Al rato llegamos a Almansa, después de que el tren de rescate se hubiera quedado parado un buen rato en medio de la nada y, ahí nos quedamos hasta las 21pm. El tren de rescate tuvo el mismo fallo técnico que el primero y estuvimos sin luz ni calefacción de nuevo. A todo el mundo empezó a entrarle impaciencia y pedimos explicaciones, sin recibir mucho a cambio. También pedimos comida de nuevo y los interventores dijeron que vendría protección civil de Almansa a proporcionarnos bocadillos y bebida, ayuda que nunca llegó. De haberlo sabido, muchos nos habríamos bajado del tren a buscar algo que comer en algún sitio de Almansa, pero no, nos quedamos esperando la ayuda que Renfe nos prometió.

Al rato, a una señora le dio una bajada de tensión y una ambulancia acudió a ayudarla. Me alegré de que la atendieran, pero a la vez me dio impotencia de tener que haber llegado a esa situación (le bajó la tensión por no haber comido nada en todo el día) y de que nadie hubiera acudido a ayudarnos a los demás. Empecé a hablar con la gente del tren de rescate y averigüé que su tren había partido a las 13.45 de Valencia. A esto yo me pregunté que, si Renfe ya sabía que nuestro primer tren (el rescatado) a esa hora ya llevaba casi una hora atrapado y sin funcionar ¿por qué lanzaron a otro tren a la boca del lobo, sabiendo que tenía que pasar por el mismo sitio donde se estaban originando los problemas? Empecé a darme cuenta de la incompetencia de la compañía y acabé de confirmarla al enterarme de que nuestro primer tren, el de las 12.30 pm, había partido para rescatar a otro tren atrapado en Caudete (al que nunca pudimos rescatar, por supuesto).

Finalmente, sobre las 18.30, nos informaron de que vendría un tercer tren (yo ya no sabía si reírme o llorar) a rescatarnos otra vez y que este sería de gasoil, por lo que no se produciría el problema de la falta de tensión. Me acuerdo perfectamente de que los interventores dijeron que llegaría a las 18.50 (llegó sobre las 20.00) y que fuéramos acumulándonos en el primer vagón para que fuera más fácil cambiar de vía. Cuando salimos del tren tuve la peor imagen de mi vida: una fila de personas desfilando en medio de la noche, de la nieve y de un frío terrible, por medio de las vías con una lúgubre luz que emitía la propia estación de Almansa. Me recordó a imágenes que he visto en libros de historia y en las propias noticias de hoy en día; y me sentí muy triste al estar pasando por algo así en primera persona, al coger una mínima conciencia real de lo que otras personas algún día llegaron a pasar y siguen pasando, sin que nadie las ayude (nosotros al menos sabíamos que la incompetencia de renfe no sería eterna). Subimos al segundo tren de rescate entre aplausos y vítores, mientras los interventores nos informaron a aquellos que íbamos a Alicante, Elda o Villena, que tendríamos hotel y cena en Albacete.

Debo reconocer que este gesto fue el único bonito que tuvo Renfe en todo el día. El tren avanzó sin mucha complicación por la nieve hasta pasados unos pocos kilómetros. Entonces, paró en seco con un gran frenazo y supimos de nuevo que algo iba mal. Había un árbol en medio de la vía que impedía el paso. Tuvimos que dar marcha atrás todos los kilómetros recorridos para cambiar de vía, pero tuvimos que esperar a que se descongelaran los cambios de vía. La desesperación corría por nuestras venas y más al prever que al llegar a Albacete la reclamación a Renfe iba a complicarse. Finalmente, llegamos a Albacete sobre las 22.30 y la gente quería cambiar sus billetes (lógicamente) porque muchos tenían que llegar a Alicante al día siguiente sí o sí. Miles de historias y casos personales escuché, algunos tenían exámenes, otros familiares enfermos, pero una cosa en común: necesitaban llegar a Alicante, Villena o Elda.

Lo más gracioso fue cuando al llegar, los trabajadores de Renfe de atención al cliente, no querían cambiar los billetes porque era tarde. Pretendían que lo sacaran al día siguiente, exponiéndose al riesgo de que el tren estuviera saturado y no pudieran subir al mismo. Un chico, en ese mismo instante, explotó y dijo que de allí no nos movíamos sin nuestros cambios correspondientes. Las gestiones empezaron y mi pesadilla acabó de materializarse cuando el trabajador que me atendió no me permitía cambiar el billete para el día que yo quisiera (yo no me atrevía a coger otro tren hoy). De esta forma, solo me daba la opción de devolverme el dinero del billete, pero yo quería reclamar por todo lo ocurrido y con dicha devolución perdería mi derecho a reclamación. Intenté explicarle al trabajador las condiciones en las que habíamos estado todo el día, la falta de atención de Renfe etc, y que quería reclamar, por lo que quería otro billete para cuando yo quisiera utilizarlo y mi derecho a reclamar. Al final, me dijo (con gran falta de tacto) que si quería mi dinero solo podía tramitarme la devolución (sin derecho a reclamación), mientras exploté de rabia, angustia y pena. Desistí, decidí que mi indemnización sería llegar al hotel, cenar, descansar e intentar olvidarlo todo.

Durante la cena, los demás pasajeros contaron muchas más historias que les ocurrieron durante todo el día y que seguían poniendo de manifiesto, una y otra vez, la grandísima incompetencia de Renfe. Yo hoy he decidido descansar porque, aunque pueda parecer exagerada, no me veo capaz de coger otro tren y exponerme al mismo riesgo de ayer; porque las condiciones meteorológicas pueden ser adversas y muy peligrosas, pero mucho peor es la falta de humanidad que ha demostrado tener Renfe.

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6 comentarios

  1. No se entiende la falta de limpieza en los andenes de VIALIA, la falta de iuminación interna de la estación por una empresa explotadora poco profesional e interesada en los beneficios. La nula colaboración de empresas como Mac Donalds cuando había niños sin alimentos en los trenes. No había sal para evitar las caídas de viajeros y personal de Cruz Roja. Se atendió a viajeros por parte del equipo de Cruz Roja mientras los responsables de trenes con poca o nula educación trataban de abreviar sin dar información. Personal de a bordo de trenes con nulos conocimientos de idiomas para atender a viajeros extranjeros con problemas de salud. Solo se salva personal de RENFE Albacete que junto con Cruz Roja se puso manos a la obra, atendiendo y comprendiendo el enfado de los viajeros. Y lo más irónico, varias maquinas diesel sin colaborar en aligerar la situación

    1. ¿Buen comportamiento de Renfe Albacete? ¿Sin dar ninguna información ni atender a los viajeros? Te recuerdo que los responsables de los trenes que criticas son Renfe y los que metieron 4 trenes en un pozo fue Renfe. Las máquinas diesel sin colaborar porque Renfe no dió la orden hasta bien entrada la noche. Ole por la cruz roja y por los pobres viajeros pero no por Renfe Albacete

  2. Lo más gracioso de todo es preguntar a las 15:00h a RENFE la situación de los trenes para ir de Albacete a Almansa y que te digan que están en circulación… “que solo llevarían un poco de retraso”, llegar a la estación y estar ahí 5 horas esperando para ver qué es lo que pasa.

    Viendo lo que os pasó a vosotros, y lo que le pasaría al tren atrapado en Caudete (al que iba a “rescatar” vuestro tren), no entiendo cómo permitían que siguiesen saliendo trenes de “rescate” poniendo en peligro a las personas, sin avisarles de nada.

    Lo peor es pensar que, pese a todos los trenes que se habían averiado, con retraso, cancelados, atrapados, etc. no entiendo cómo todavía los de RENFE eran capaces de vender billetes a los pasajeros sin informar de nada.

    Siento mucho lo que os pasó.
    Atentamente, una almanseña.

  3. No haber votado al PP, y su sistema de recortes. 4 años sin que Renfe reciba dinero alguno para mantenimiento, sin contratar maquinistas, sin renovar material… Dan para esto, y mucho más. Renfe es una empresa pública, os recuerdo. Pero luego todavía pedimos que nos den de comer. Risaaa

    1. Qué poco acertada esta contestación de “UltraCasposo” define la cata de la persona que la hace…
      Desde luego la operativa de Renfe en esta incidencia es lo más desastroso en toma de decisiones…y sin duda, independientemente del color político que se mire.

      1. Me resulta gracioso el comentario de UltraCasposo. Dice que no se renueva el material y se quedaron tirados trenes que apenas tienen 5 o 6 años, por no hablar los de AV que se también se quedaron.

        100% de acuerdo con el comentario de Numa

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