OPINIÓN | ¿En manos de un tránsfuga?, por Dimas Cuevas

En política (como en casi todo) funciona el imperio de la moda. En los últimos años, la vida política española ha estado marcada –negativamente- por fenómenos como la corrupción o los recortes; pero aunque pocos lo recuerden, no hace tanto tiempo, apenas una década, a los ciudadanos les preocupaba enormemente el transfuguismo. En ayuntamientos y comunidades autónomas se daba la penosa circunstancia de que algún político, tras ser elegido en determinada lista, la abandonaba y se cambiaba de bando para torcer la voluntad popular. En un sistema como el nuestro, de listas cerradas, esa actitud resultaba tan escandalosa como antidemocrática. Por eso hubo un gran pacto antitransfuguismo de los principales partidos, y la verdad es que se atajó bastante el problema.

Por desgracia, en la ciudad de Albacete parecemos haber retrocedido en el tiempo, y nos encontramos inmersos en un penoso episodio de transfuguismo. Un concejal elegido en las listas de Ciudadanos fue expulsado de su grupo municipal a pocas semanas de las elecciones y, en lugar de dimitir y dar paso al siguiente de la candidatura, se empecina en seguir en su sitio, esgrimiendo y alardeando de una representatividad que no tiene. ¿Realmente cree el tránsfuga que los votantes quisieron que él les representara por su trayectoria personal, por sus méritos propios? ¿No es más cierto que si él llegó a concejal fue pura y estrictamente porque un partido decidió incluirlo en sus listas?

La ley española garantiza que el acta es de su titular, y no del partido que le presentó. Se llama mandato representativo, y está bien. Pero la propia ley, para evitar abusos, pone en su sitio a los tránsfugas. Y su sitio es el limbo, el ostracismo político. El tránsfuga no puede tener grupo propio, y pasa a formar parte de una entelequia llamada “no adscritos”. No tiene derecho a los medios materiales de que sí dispone el resto de grupos políticos. Por supuesto, no tiene derecho a un despacho de 200 metros cuadrados ni a una pléyade de asesores, como reclama nuestro tránsfuga de andar por casa. Por no poder,  la ley no le permite ni siquiera sumarse por sí solo a una moción de censura: su solo voto no puede cambiar un alcalde.

Lo llamativo de este tránsfuga del siglo XXI no es su negativa a irse del Ayuntamiento, ni su petición de gabelas sin fin. Eso entra en la naturaleza humana. Lo más curioso es que los representantes del PSOE y de Ganemos-IU dan carta de naturaleza al tránsfuga, y pretenden auparse en él para sumarlo a la representatividad que (ellos sí) tienen, pero que responde a sus votos, no a los que se arroga el tránsfuga.

El papel de nuestro tránsfuga debiera ser el que le marca la ley. Ni más ni menos. La oposición de izquierdas le hace un flaco favor al Ayuntamiento –y por ende a la ciudad-  dándole un papel y una legitimidad que no le corresponden.

Bien es cierto que el primer fallo fue el de Ciudadanos, al proponerlo como concejal. La selección de personal es muy importante en cualquier empresa, y en las empresas políticas también. La falta de experiencia y (¿por qué no decirlo?) la falta de un proyecto claro en una formación como Ciudadanos genera estos efectos no deseados.

Dimas Cuevas

Senador del PP por Albacete

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7 comentarios

  1. Señor Cuevas, yo voté a Ciudadanos en las anteriores elecciones, y si no me arrepiento es por el señor Soriano. Es el único concejal (incluido el alcalde-marioneta)que se está preocupando por los ciudadanos de Albacete, sirviendo como altavoz de muchísimas, asociaciones, grupos, etc.
    Si no tiene a su disposición medios materiales y físicos, es por una d fisión discutible del Secretario del ayuntamiento y no por ninguna ley como usted dice.
    Además, si hay algún tránsfuga en el ayuntamiento y en Ciudadanos es el señor Gotor, miembro de facto del PP, ahí es donde se equivocó en su selección de personal Ciudadanos, ya que sin él, seguramente el señor Soriano seguiría en ciudadanos.
    A mi si me representa.

  2. Pues yo voté a C´s, no voté a un PERSONAJE con dos módulos de fp que se cree el héroe de la Ciudad y solo hace que entorpecer la gestión por no otorgarle el caprichito del despacho de 200m2. ESTE SEÑOR ES UNA VERGÜENZA PARA ALBACETE

  3. El problema radica en la incongruencia de nuestro sistema político, en el que conviven las listas cerradas con el mandato representativo, que son incompatibles y dan lugar esperpentos como el comentado. Es necesario promover las listas abiertas, que los electos tengan verdadero peso político y representación personal, y aún así la extensión del mandato representativo debe ser contenida para impedir la desintegración de los partidos políticos, que deben ser un instrumento eficaz de representación.

  4. Sr. Cuevas

    Usted es el que no representa a Albacete, y avergüenza hasta a los suyos o ya no se acuerda de esto:

    “El PP se disculpa por los artículos de un periodista que va en sus listas
    Dimas Cuevas, nuevo candidato por Albacete, afirmaba en sus artículos que los menús en las bodas de lesbianas deberían ser “tortillas” y “perritos calientes y plátanos al horno” en las de los gays”

  5. A grandes males grandes remedios. El Concejal Pedro Soriano no es un tránsfuga si por ello se entiende el abandono voluntario de un partido o grupo para formar parte de otro. No es este el caso del concejal Pedro Soriano, en el que se trata de una expulsión por un ataque de celos de unos recién llegados al tortuoso y conflictivo mundo de la política.
    El concejal expulsado debería haber devuelto el acta al Partido que lo incluyó en su lista y no autotitularse gobernador de la ínsula Barataria y exigir privilegios y prebendas a cambio de su determinante apoyo. Pero esto es lo que deberís haber hecho y al no hacerlo crea una situación difícil al Alcande Javier Cuenca.
    A Pedro Soriano, ya lo dije en otra ocasión, debe colmarle de atenciones dada la poca consistencia intelectual del personaje, que busca en los demás el cariño que le negaron los suyos. Si Javier Cuenca es parco en atenciones otros habrá que estén deseando hacerlo y de hecho ya lo están haciendo. Por otra parte si se pasa en atenciones al atípico concejal pudiera despertar en Ciudadanos otro ataque de celos que pudieran desem,bocar en una moción de censura y ser el final del mandato del edil popular.
    Aquí está lo difícil y meritorio para Javier Cuenca, contentar a uno y a otros sin ofender a ninguno, claro que para eso hacen falta muchas tablas y no sé si Javier Cuenca las tiene.
    Ciudadanos posiblemente se equivocara al fichar a este personaje para ir en las listas. Son nuevos y cometen errores, es normal. Lo que no es normal es que partidos con larga trayectoiria y experiencia cometan también el error de incluir en sus listas a personas de las que cabe la duda si pretenden seguir por amor a la patria o al bolsillo. En todas partes cuecen habas, en el PP también.

  6. Es de auténtica verguenza lo que está pasando en Albacete. No voté al PP (Dios me libre) pero voté a Ciudadanos. Y digo a Ciudadanos, al partido, en ningún caso a las personas. Y lo hice sabiendo que mi voto no serviría para gobernar directamente, sino para apoyar un gobierno de PP o PSOE, pues no había otro que pudiera ganar. Al poco te encuentras conque un Judas del partido al que votaste, se cree el rey del mambo y hace ingobernable la ciudad. Y quien lo sufrimos somos los ciudadanos. Si yo fuese Javier Cuenca daría un golpe en la mesa y haría lo necesario, incluso ofrecer un pacto de legislatura al PSOE, gobernando dos años cada uno, a fin de convertir al señor Soriano en alguien cuyo voto no tenga valor alguno. Porque me siento burlado como albaceteño. Me parece que ese indocumentado me toma el pelo a mí y a mis vecinos cada día. Y todo por un despacho de 200 metros cuadrados.

  7. Ah, y el señor Dimas Cuevas… por favor, creo que aunque lo que diga sea cierto, lo dice alguien poco indicado. No olvidemos que era director de La Tribuna y mil veces dijo no ser del PP ni tener intereses directos en el PP. Y tardó cerocoma en pasar de periodista a Senador… por el PP, claro, y con un sueldazo de la leche. Prebendas por los servicios prestados.

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