OPINIÓN | El Partido Popular y la radicalidad, por Gerardo Gutiérrez

Decía Ortega y Gasset que el término “radical” es algo en que está “radicado” todo lo demás, realidades y conceptos. El diccionario de la Real Academia de la Lengua, en su primera acepción, “radical” lo define como “perteneciente o relativo a la raíz” y en su acepción segunda, “Fundamental o esencial”.

Rajoy, con su soberbia y prepotencia heredada de la sociología franquista de la que bebió en su juventud, intenta descalificar a sus adversarios políticos llamándoles radicales. Juega con las palabras, sabiendo que son los embriones de las ideas y así intentar manipular el pensamiento de la gente. Juega con la seducción de las palabras, para intentar sumar votantes aliados de cara a los próximos comicios.

Si repasamos algunas de las palabras con las que se expresan los dirigentes del Partido Popular, esto es, el Partido Conservador español, nos encontramos con las ideas radicales en las que se asienta su ideología, es decir, en palabras de Ortega, en lo que está “radicado” su pensamiento.

Así cuando el Ministro del Interior, José Fernández Díaz, vinculó el radicalismo islámico con el independentismo catalán el pasado mes de abril.

O cuando el flamante candidato a la presidencia de la Generalitat de Cataluña por el PP, García Albiol, publicó un tríptico en el que vinculaba a los gitanos rumanos con la delincuencia.

O cuando alguien como Rafael Hernando, que habla en nombre del PP en el Congreso, dijo en relación con la Memoria Histórica que: “ Algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarle”.

O cuando Cospedal en el año 2012 dijo que “Castilla la Mancha debe aprender a vivir sin planes de empleo”.

O cuando el alcalde de Villares del Saz, José Luis Valladolid llamó “puta barata podemita hipócrita” a la portavoz del PSOE en Castilla la Mancha.

O cuando Ana Mato se escudó en el turismo sanitario para dejar a 900.000 personas inmigrantes sin asistencia sanitaria.

O cuando Esperanza Aguirre, fingió que no le había funcionado “el detector de corruptos”, cuando tuvo conocimiento de todos los escándalos que han sacudido a su partido antes de que salieran a la luz y no hizo nada.

O cuando Montoro dijo que “los salarios no están bajando, están moderando su subida”

Hay otra forma de radicalidad que yo sí comparto, que es la de no permitir los excesos verbales que reflejan la historia de donde muchos de los dirigentes del PP vienen. Son palabras que no nacen de la escucha a las personas a las que van dirigidas, sino de la posición de quien se sabe que es el que manda, porque ya mandaban los suyos desde hace tiempo.

Para los que sabemos que la democracia es un sistema para convivir en condiciones de persistentes desacuerdos, pero que para lo que define nuestro Contrato Social sí hay que invertir nuestro mayor esfuerzo en llegar a acuerdos, es por lo que la mayoría de la ciudadanía se debe posicionar radicalmente frente a los creadores radicales de desigualdad. 

Gerardo Gutiérrez Ardoy

El Digital de Albacete

Diario digital líder en Albacete con toda la información de la capital y provincia

Un comentario

  1. Quizás el Sr. Fernández Diaz se pasó vinculando directamente el separatismo catalán con el radicalismo islámico, pero si es cierto que el Sr. Mas en su locura independentista no duda en pedir el reconocimiento de cualquiera, incluso en este momento le serviría el del E.I.
    Lo de los gitanos rumanos también es posible que no “todos” sean delincuentes, pero que su presencia está vinculada a la delincuencia no lo puede negar nadie que los haya padecido a menos de 200 metros (yo me cuento entre ellos).
    Todavía hoy quedan innumerables españoles enterrados en cunetas y fosas comunes (de los dos bandos) pero de alguna forma hay que llamarle al hecho de que se hayan creado buena cantidad de asociaciones en busca de los restos de sus finados (todos del mismo bando) justo cuando se han aprobado subvenciones para buscarlos.
    Cospedal sólo habló de Castilla la Mancha, pero yo añado que ninguna comunidad autónoma española debe acostumbrarse a vivir de la eterna subvención porque eso sólo crea miseria, (Castilla la Mancha, Andalucía, Extremadura, etc.) en lugar de subvencionar el paro los gobiernos deben subvencionar el trabajo y la creación de empresas para que se pueda prosperar.
    No hay ningún tipo de justificación para los insultos vengan de quien vengan y se dirijan a quien se dirijan.
    Ana Mato quizás prefirió dejar sin asistencia médica a 900.000 extranjeros sin trabajo y sin arraigo antes que a D. Gerardo Gutiérrez, aunque este lo merezca más por la situación de quiebra en que sus amigos socialistas dejaron la Seguridad Social española. De alguna forma tenía que arreglar el desastre y no podía ser pidiendo dinero (que no se podrá devolver) a los Alemanes.
    Lo de Esperanza Aguirre y Montoro son “genialidades” que a todos los políticos se les ocurren. Desde la famosa frase de los “brotes verdes” las hemos tenido de todos los colores.

Botón volver arriba