Estos días, también meses (y años, y…), Grecia ha sido objeto de comentarios diversos. Los socialistas (2009-2011) de Papandréu fueron sometidos a la dimisión y sus sucesores (2011-2015) a la máxima deuda. Luego llegó Tsipras del Syriza (enero 2015) y negoció a la baja. Pero negoció sin corbata. Resulta ahora que todos (Alemania dixit) humillaron a Grecia (Rajoy tuvo prisa para no verbalizar su contento) y Tsipras comprobó que a corto plazo “No Se Puede”. Y “hacen falta fuerzas”, que se dice porque: “A quien se aflige lo aflojan” (no recuerdo qué político de González lo dijo). Aquí en España el “poder popular” está venturoso, pero debe aplicarse la lección: Más ganancias, si te avienes al centro; o te empoderas y perderás. La alternativa es medrar con los ricos o protestar a la puerta de sus casas exigiendo dignidad. Es la conquista del fuego: Unos exhibiendo su derecho de propietarios (únicos) y otros protestando contra el poder. Hay quienes se amilanan y oran ante el poder y hay otros, como Sísifo, quienes, aún arriesgados a padecer el castigo del Olimpo, prefieren subir y volver a subir la inmensa piedra que les hará caer, pero por su parte no va a quedar. En esta corta historia la prepotente Centro Europa quiere avasallar al Sur: Hay quienes le rinden vasallaje; hay quienes, contra ellos, quieren reivindicar la dignidad del pan que se comen. Tsipras ha desenvuelto al alba, de nuevo, la utopía. Y digo esto de “al alba”, porque era la hora en la que, en los tiempos clásicos de Grecia, los diez mayores amantes de la ley tomaban, mediante el diálogo, las decisiones sobre el bienestar de la ciudadanía. Alguna vez habría de descubrir el “Consejo Ciudadano”, invención de Platón de Atenas, y que nos inspiró, al humanista Pérez Pena y a mí, Pérez Castell, filósofo, la política participativa en Albacete, cuando un servidor de ustedes era alcalde de esta nuestra comercial y ferial ciudad del alma.
Manuel Pérez Castell